Guadalupe Hernández es la única mujer que suele acudir los lunes con ganado al mercado de Salamanca y, además, es de las pocas ganaderas que acude a una cita en la que prácticamente la totalidad son tratantes. En el último mercado llevó una partida de terneros, que vendió al momento, procedente de una explotación que tiene en Ledesma porque desde la de Béjar, en zona restringida por la lengua azul, no pudo llevar ganado al mercado, en zona libre.
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«Vivimos con mucha incertidumbre porque no sabemos qué nos vamos a encontrar. Hoy sacan una normativa, mañana otra, y es una locura. Ahora nos hacen vacunar otra vez el ganado y no sabemos qué consecuencias les pueden traer las vacunas. ¿Va a estar todo el día las vacas encerradas para vacunarlas hoy del serotipo 4, mañana del 3 y el otro, del 1? De la noche a la mañana te cierran, como nos ha pasado allí en la unidad de Béjar, y te dejan el ganado inmovilizado y no te dan ninguna solución, nada más te cierran y se acabó. Y la gente tenemos que comer, que tenemos muchos gastos de pienso, paja y demás».
Guadalupe Hernández mantiene que el movimiento autorizado entre zonas suspendidas no es solución porque no se puede llevar al ganado a cebadero de zona libre sin PCR. Para realizar la PCR_son necesarios 14 días previos de aislamiento de los animales. «Estos son gastos, dolores de cabeza y de todo. Nos están echando y poco a poco desaparecemos todos, como el mercado, que lo conocía de venir con mi padre desde chiquitina y mira en lo que ha quedado». En el último mercado hubo 287 ejemplares.
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