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Domingo, 19 de marzo 2023, 13:59
Los hombres del campo siempre han demostrado su amor por el entorno natural que les sustenta, por la conservación de aquello que asegura su modo de vida mucho más allá incluso de las más modernas legislaciones conservaduristas y proteccionistas. Ejemplos de ellos hay muchos en cada uno de los pueblos de una provincia tan agrícola y ganadera como Salamanca y uno de ellos es el de los hermanos Manuel y Pablo Choya, de Ciudad Rodrigo, que mantienen un rebaño de un centenar de ovejas y cuatro sementales de la raza castellana negra.
Una raza, que al igual que la merina negra, está en peligro de extinción, “un motivo más que suficiente que nos llevó a formar este rebaño y a crear la asociación ‘El Redil del Oeste’ con el objetivo de dar cobertura a otros pequeños propietarios de esta raza en nuestro entorno”, afirma Manuel Choya.
Al igual que la crianza de la oveja blanca “la castellana negra necesita el mismo trabajo y esfuerzo, incluso más ya que al estar inscritos como agrupación en Anca, la Asociación Española de Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Castellana, hay que llevar un control exhaustivo del rebaño, para ver cuáles son las mejores madres, los mejores padres e ir mejorando la raza”, asegura el ganadero mirobrigense.
Un trabajo igual para “unos ingresos igual de ajustados que con la blanca, ingresos que no hacen viable económicamente el mantenimiento de este rebaño de castellana negra sino que lo hacemos por asegurar su pervivencia”, señaló Pablo Choya, “a pesar de que si se saca el IGP del cordero se puede vender un poco más alto de precio, pero aun así no lo hace interesante económicamente”.
Dos hermanos y una asociación que tienen como objetivo “seguir mejorando genéticamente la raza castellana negra, aunque cada vez es más complicado vivir del campo”, afirman. Para ello, estos ganaderos de Ciudad Rodrigo cuentan con la colaboración de los vecinos que “muchas veces nos dejan sus parcelas para que pasten las ovejas y que la mayoría de las veces están abandonadas, con lo que conseguimos otro de los objetivos marcados por los gobiernos de España y de Europa, y la regulación de la PAC: hacer ganadería regenerativa”.
En este sentido, Manuel Choya explica que “aunque ahora se le da ese nombre, ganadería regenerativa, no es más que lo que los ganaderos de Ciudad Rodrigo, de la comarca, de Salamanca, hemos venido haciendo desde siempre: unas técnicas de manejo de los animales que conllevan rotar el rebaño por diferentes parcelas de pasto, para conseguir mejorar las praderas, al no intensificar su aprovechamiento. Vamos, lo de siempre, nada nuevo”, explica.
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