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Martes, 15 de diciembre 2020, 22:11
Todo kobe, de donde procede la carne más cara del mundo, es de raza wagyu pero no todo el ganado wagyu es kobe. Para venderse con este distintivo kobe la vaca de raza wagyu tiene que ser japonesa negra y de un linaje concreto, tajima. Pues a la finca que Pedro Laso tiene en Topas -”Pagos de Izcala”- ha llegado un toro certificado que cumple estas características, aunque no podrá venderse como kobe porque, entre otras cuestiones, no nació en Hyogo -Japón- ni será sacrificado en un matadero certificado de allí. En los años 70 se exportaron desde Japón a Estados Unidos los primeros machos wagyu y hasta 1994 no tuvo lugar la exportación de las primeras vacas, por lo que hasta entonces se cruzaban sobre todo con vacas de raza angus.
El toro puro wagyu llegó hace unos días junto a tres vacas de la misma raza a la explotación de Topas y convive con el centenar de ejemplares angus que pastan allí.
El objetivo de Pedro Laso, que quería una explotación diferenciada, es dedicarse a la producción cárnica -con la venta directa de tres tipos de carne: angus, angus premium (cruce de angus y wagyu) y wagyu puro-. Pero también a la genética, de ahí que en enero confía en disponer ya del mapa genético de toda la ganadería angus, que le permita determinar las vacas “top”, de las que obtendrán los mejores ejemplares con toros también excelentes, a través de fecundación in vitro. Con el wagyu la intención es trabajar con embriones a partir de las tres hembras de líneas diferentes de esta raza que también ha adquirido. “Sabemos que el camino de la genética es a 5 años”, dice.
Pedro Laso sabe que una de sus ventajas es proceder de la agricultura y, por eso quiere sacarle provecho y está volcado en que la pradera de la finca aporte el máximo valor nutricional a su reses.
En “Pagos de Izcala”, sin duda diferente, también tiene ovejas, cerdos y abejas, aunque ahora su capricho son esas angus que trajo de Irlanda y, por supuesto, los wagyu.
En el mismo viaje llegó el toro wagyu y las tres vacas de esta misma raza japonesa, cuya entrada en la finca, una vez bajaron del camión, no quiso dejar de grabar su propietario, Pedro Laso. Empezó así hace unos días una nueva etapa para la finca.
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