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Los productores de la Denominación de Origen Arribes se acercan un año más al final de la vendimia, sitúandose en torno al millón de kilos, los cuales posiblemente superarán, según el director técnico, Carlos Capilla. “Estamos muy contentos, superaremos el millón de kilos, aunque aún seguimos con el balance final”, indica.
La calidad, puntualiza, también es muy buena, tanto en la uva para consumo como en la destinada a las bodegas. El balance general es, añade, “como el de otros años”, y dentro de lo que cabía esperar.
También las bodegas se muestran satisfechas, incluso destacan que “ha entrado más uva que el año pasado”, por lo que el resultado es más que óptimo.
La recogida es estable, y es que tanto el año pasado como el anterior se recogieron cantidades similares, alcanzando 1.045.000 kilos en 2019, por encima de la temporada de 2018, en la que se recolectaron 883.000 kilos.
Este año la Cooperativa de Aldeadávila superó los 300.000 kilos, 1000.000 más que el pasado año. Asimismo, el clima ha acompañado a la cosecha, así como la falta de grandes problemas que dañen la uva, a excepción de la variedad Juan García, que presentó, no obstante, puntuales problemas de botrytis muy lejos de afectar a una gran cantidad de árboles.
La Denominación de Origen Arribes integra a 18 bodegas de 47 municipios de las comarcas de Las Arribes del Duero tanto en la parte salmantina como en Zamora, las cuales producen en su mayoría la variedad de malvasía blanca, junto a más pequeñas producciones de Juan García, variedad autóctona, y Tempranillo.
En cuanto a las distintas variedades, el presidente de Bodegas Arribes señaló que “tanto Tempranillo como Bruñal están en un estado de maduración muy bueno, al igual que la graduación”.
Emilio Gallego, de Villarino de los Aires, afirmó que “nos encontramos con una uva muy sana y un tiempo que acompaña para realizar las labores de la vendimia, en una campaña que se puede calificar de muy buena y abundante”. Solo en esta bodega la cantidad de uva recolectada alcanzará los 60.000 kilogramos, “hay que tener en cuenta que trabajamos en un terreno muy difícil, el de Las Arribes del Duero”.
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