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El ganadero Álvaro Matías, que gestiona dos fincas, encontró este pasado sábado muerto a un becerro con un día de vida cuando llegó a su finca en La Encina, localidad mirobrigense, rodeado de una bandada de más de una docena de buitres.
Aunque pudo espantar a los mismos haciendo uso del claxon de su vehículo, y con la ayuda de los ladridos de sus perros, el becerro, de raza limusín, ya estaba muerto. “Si no llego a aparecer, quizá habrían matado también a la vaca”. A juzgar por la temperatura del animal que sufrió el ataque, el ganadero supone que el incidente acababa de suceder, ya que además estaba perfectamente cuando acudió por la mañana.
Este es uno de los muchos ataques que ha sufrido, aunque en distintas fincas, como en Tenebrón, hace unos años. “Estamos desamparados a pesar de ser un sector primario”, lamenta. Asegura que tras informarle la Guardia Civil de que era competencia de la Junta, no pudo establecer aún comunicación, y que subraya que “nunca te dan una compensación”, ni sabe de nadie que habiendo adjuntado parte y foto haya recibido alguna.
Además, señala, “pagamos un seguro; deberían llevarse los cadáveres a las buitreras para que las aves carroñeras se alimenten de estos, y no quemarlos, porque acaban matando al ganado”.
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