Experiencia fallida con la mostaza

La experiencia de siembra de mostaza no ha dado el resultado esperado en la provincia de Salamanca, donde varios agricultores habían apostado por este cultivo como abono verde, para proteger y preparar la tierra para la siembra.

La mostaza sí está presente en otras zonas, pero en la provincia salmantina no tiene relevancia, de ahí que otros agricultores estuvieran pendientes de esta experiencia. De hecho, y según los datos de la Junta de Castilla y León de las solicitudes de la Política Agraria Común -PAC- en la campaña 2024 sólo se cultivaron 8,2 hectáreas. En esta ocasión un agricultor, que había sembrado 6 esa campaña, había apostado por 5 más, y en su zona, la de Nuevo Amatos, otro más también la había cultivado.

El problema este año han sido las bajas temperaturas, con hielos que han arrasado con parte de este cultivo que se presenta como ideal para el control de nematodos. El agricultor que ya tuvo experiencia con ella en la campaña pasada tenía previsto enterrarla después de la floración, en los primeros 15 días de abril, y sembrar después en esas parcelas otro cultivo. No tenía intención de explorar sus posibilidades en el mercado. Ahora, de las 11 hectáreas le quedan aproximadamente la mitad y confía en que, pese a no haber llegado a florecer la que se ha perdido, su siembra haya sido beneficiosa para la tierra, aunque no tanto como esperaba.

La mostaza se siembra desde septiembre hasta noviembre y el coste por hectárea es bajo, debido a que requiere labores mínimas. Su aspecto es semejante al de la colza. Se utiliza también como cubierta vegetal, en calles de árboles leñosos o en rotaciones con herbáceos. Con la mostaza, además, se elabora aceite, harinas o se usa como aderezo para el sabor. Necesita riego semanal, sin encharcar, cuando se desarrollan las hojas. Es una planta que puede crecer incluso en tierras pobres y ayuda a recuperar las reservas minerales y el nitrógeno soluble que se perdería con las lluvias.

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