El pueblo salmantino que recurre a gallinas y burros para mantener limpio el regato

El ganado autóctono vuelve a estar de moda y también el regreso a la vida del pueblo de siempre, donde los animales siempre tenían su espacio. Así lo ha entendido el Ayuntamiento de Morille que ha decidido recurrir a gallinas autóctonas, en concreto de raza negra castellana, para mantener limpio el regato, en una labor en la que también están implicados dos ejemplares de burro zamorano leonés (Adela y Teo) y Alsacio. El Ayuntamiento presidido por Manuel Ambrosio Sánchez invertía cada año en torno a 3.000 euros en la limpieza de los regatos del pueblo (Zurguén), de ahí que diera este paso que, además, envuelve al pueblo en sus orígenes, algo que tanto se demanda ahora.

El Ayuntamiento de Morille se ha hecho socio de la asociación de amigos de la gallina negra castellana -GANECA-, y tiene la intención de que una veintena ayuden a reducir la maleza de esas zonas del pueblo.

El paso dado por el Ayuntamiento de Morille de recuperación de lo autóctono no es nueva y, de hecho, tras el confinamiento se ha producido una gran demanda de la gallina negra castellana, que fue la que acompañó a Colón en su viaje, por la que sentía especial cariño Isabel la Católica y la que se llevó a Flandes Carlos V.

Miguel Ángel Esteban, de Pedrosillo El Ralo, representante en Salamanca de esta asociación nacional, que tiene 180 socios, apunta que son cada vez más los que quieren tener estas gallinas en su casa de campo. Son menos ponedores que las industriales, pero muy demandadas por su belleza y adaptación al medio. Cada ejemplar cuesta entre 20 y 25 euros y construir un gallinero para 6-8 puede estar en torno a los 500.

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