El ‘océano’ de remolacha salmantina que brilla con luz propia con la ola de calor

Finalizada ya la campaña de cereal en la comarca de Peñaranda, la atención se centra ahora en otro de los cultivos que siempre han destacado en la zona este de la provincia, como es el de la remolacha.

Las altas temperaturas que se están registrando en los últimos días, con picos que superan incluso los 38 grados centígrados, están propiciando un óptimo desarrollo del tubérculo en las parcelas, sumadas al riego que los agricultores controlan mediante pivots y aspersores.

“En líneas generales, el cultivo viene bien, están todas las parcelas en buenas condiciones y si sigue así y no se presenta ninguna enfermedad de hongos ni bacterias, será un buen año”, comentó Pedro Jesús Blázquez, presidente de la asociación salmantina de remolacheros. “La remolacha necesita agua y calor y, por ahora, tiene ambas cosas así que no tendría que haber mayores problemas”, añade.

Por delante queda aún la “otoñada” en la que el tubérculo gana kilos bajo tierra y que también resulta fundamental para los productores junto a la riqueza azucarera que salga de él y que se conocerá con las primeras entregas en fábrica.

En el lado menos positivo está el imparable descenso en la superficie cultivada en la provincia que ha vuelto a descender en esta campaña otro 10 por ciento. “Los agricultores que tradicionalmente han sembrado remolacha y cumplen la edad se jubilan y los jóvenes no quieren un cultivo que les obligue a estar pendientes de él, como es éste”, reconoce Pedro Jesús Blázquez.

Un simple recorrido por grandes pueblos remolacheros como El Campo de Peñaranda, Zorita de la Frontera. Rágama o Palaciosrubios, entre otros, da prueba de ello y cada vez resulta más complicado ver una parcela de remolacha cuando hace apenas una década abundaban en toda la comarca. El futuro, por tanto, si no se dan mejores condiciones para los agricultores, se presenta bastante incierto.

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