Secciones
Destacamos
Jueves, 9 de febrero 2023, 10:30
Tiene 54 años, explotación en Macotera, donde ordeña cada día -mañana y tarde- a 57 vacas. “A las seis y media me levanto, haga frío, caliente, sople el aire o lo que sea... y lo hago sin pensarlo, porque si lo pensara... Llego a ... la granja, arrimo la comida a las vacas, les hago los cubículos y ordeño. Luego le doy la leche a los churros y voy a desayunar”, explica Pedro Blázquez. No tiene robot así que tarda aproximadamente hora y veinte minutos en el ordeño, porque hay que limpiar a las vacas de arena, echar producto de limpieza, enchufarlas a la máquina de ordeño y luego echarles yodo para evitar infecciones. Y así, mañana y tarde.
Este ganadero no tendrá robot porque ve que ya es tarde para rentabilizarlo y tampoco piensa ampliar el número de vacas. “Me dicen que tenga más y que contrate a alguien pero a lo mejor se me va a los 3 meses y al final ordeño las que tenía y las que tendría y no estoy dispuesto”, explica. Así que Pedro está los 365 días del año dedicado a su explotación ganadera.
Se le escapa que si no vende ahora, cuando el precio está alto y hay mucha demanda de vacas de leche, es casi por nostalgia, porque no deja de ser una explotación heredada de su padre. Pero a la vez dice con rotundidad que seguirá “algún año más con las vacas, depende lo que pase, pero no voy a jubilarme ellas”, dice convencido.
Explica que hay muchos días que tiene “pensamientos negativos” con su trabajo, por ejemplo cuando al ir a ordeñar algún imprevisto hace que en lugar de estar “2 ó 3 horas” por la tarde se tire 4 “y aquí cuando no es una cosa es otra”. Al día siguiente, reconoce también, “piensas a lo mejor al revés”.
“Es que nadie puede estar solo en una explotación con vacas de leche porque es mucho trabajo”, continua. “Esta actividad solo puede seguir con granjas en las que rote la gente porque llevarla una persona sola, como me ocurre a mí, es algo imposible. Yo porque lo he mamado y estás ya enseñado a todo porque estaba de chico con mi padre en la explotación y ya en la escuela le ayudaba con el ganado y las tierras. Fui yo quien le dije que no quería estudiar más y que me quedaba con ella. Y me quedé con ella, pero es que estaba mi padre entonces y con verle me valía. Ya es diferente”, explica.
Ahora se puede ganar dinero, dice, “pero es que hemos pasado muchos años en los que se ha estado perdiendo o te daba para tirar y nada más. Ahora ha subido a lo mejor un 40% la leche y se saca, pero me vale a mí pero a la gente que viene detrás, pues no”. Pedro quiere otra vida, una que le permita, por ejemplo, disfrutar de su afición por la bicicleta. Algo así de sencillo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a S. M.. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.