Borrar
El salmantino Ángel Bonal, en su parcela de maíz de Nuevo Amatos.  
«Dicen que estoy loco»
HISTORIAS DEL CAMPO

«Dicen que estoy loco»

Tiene el maíz aún sin cosechar, caído, mucho dinero en juego y sus razones. «Yo no dormiría por la noche, me dicen, y yo digo que duermo muy tranquilo»

Susana Magdaleno

SALAMANCA

Jueves, 6 de marzo 2025, 18:53

Ángel Bonal es un agricultor que va a un ritmo diferente, que es simplemente el suyo, y se muestra encantado de que sea así. Es de Nuevo Amatos, se fue a Suiza a trabajar, primero en una fábrica y luego en el campo, y con lo que ganó se compró tierras en su regreso a Salamanca. Que es diferente, salta a la vista: casi todo el maíz está cosechado y en Nuevo Amatos destaca una parcela, aún sin recoger, y con el maíz de 4 metros muy caído por las lluvias y el viento. Son unas 60 hectáreas de las 70 que sembró este año Ángel. Las otras las cosechó, pero para que pudiera maniobrar mejor la máquina al cosechar el resto.

«Me dicen que estoy loco», confiesa Ángel. «No es así. Lo que pasa es que me niego a vender el maíz con humedad, porque habría tenido que darlo a 190 euros/tonelada con los gastos de secado, que son muy altos. Ahora aran otros y yo aún no he cosechado, pero no pasa nada. Ni siquiera porque esté tumbado -asegura- porque se cosecha luego muy bien». «Yo tengo la costumbre de comprar cuando tengo el producto y al ir pagando así, sabes lo que gastas». Pero no todos lo entienden y eso, hasta reconoce que le hace gracia. «Uno me dice, Ángel, si yo tuviera el maíz como lo tienes tú, no dormiría por la noche. Y yo lo que le digo es que yo duermo muy tranquilo». Eso, a pesar del dinero que tiene en juego.

De esas tierras espera cosechar 15.000 kilos de maíz por hectárea y en la Lonja de Salamanca este producto cotiza a 241 euros la tonelada. «En seco, tierras de Amatos, que son especiales, sí llegan a lo mejor a los 15.000. Si no llegan, a lo mejor no pierdes dinero, pero te queda muy poco».

La opción era cosechar en noviembre pero con la humedad alta, de 22 grados, se negó entonces por el precio y decidió esperar. «El maíz se vendió a 190 y si ahora mismo cosecho , ya seco, aunque deje kilos por hectárea, me compensa», dice. Y matiza que está convencido de que «lo que puede quedar son 300 kilos por hectárea, no queda más».

Lo de esperar no es algo extraordinario para él porque suele cosechar el maíz ya seco, en los 14 grados, en marzo. Y después mete ovejas en la tierra durante 8-10 días y, a continuación, siembra. «Es todo seguido. Es algo que llevo haciendo toda la vida».

«El mineral costaba 10.000 euros el más caro y ahora me cuesta 15.000 euros el camión. Otro que echo más tarde, los 3 camiones me salen por 50.000 euros. La semilla me valía 10 y ahora son 20.000 euros las 70 hectáreas. Sube el gasóil, la maquinaria... Es tirarte todo el año trabajando para no saber lo que sacamos», se lamenta.

En relación a la maquinaria explica que ya no es lo que cuesta el tractor: «Ocurre que como empezamos ya a últimos de marzo a arar porque no podemos antes, si se avería el tractor, la fastidiamos. Entonces nos vamos a mayo y no cogemos cosecha. Por eso a veces hay que tener uno de reserva, aunque sea viejo». Ángel también ha invertido en pívot. «Uno de tres torres, 50.000 euros; otro de seis, 120.000. Esto se ha puesto que no se va a poder tocar».

Lo que le preocupa es tener que sembrar en mayo porque entonces «la tierra no da maíz, se queda en la mitad», dice. Y eso le pasará en tierras en las que ha tenido que sembrar arritas por las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). «Me preocupa porque nos las hacen sembrar en regadío, tardamos en entrar a trabajar en esas tierras y luego no le sacamos rendimiento al maíz».

Esta campaña volverá a sembrarlo, unas 70 hectáreas; también las arritas y 10 hectáreas de patatas. «Este año es catastrófico porque la remolacha ha bajado y se va a poner más maíz, creo yo. Y las patatas se pondrán casi todas contratadas», augura. En su caso ha cerrado el contrato a 20-21 céntimos el kilo. «Nada más que eso. Y tenemos miedo a meternos en gastos grandes porque hay que darse cuenta de que una hectárea de patatas sacada nos cuesta 8.000 euros. Luego tenemos otra complicación, que es la de mano de obra para sacarlas porque queremos dar de alta, que es muy fácil, pero no encontramos gente. Estamos en un conflicto muy grande». Tampoco puede sembrar girasol. «Es imposible porque tenemos al lado el río, vienen muchas palomas y se lo comen todo». Insiste en que lo fundamental en el campo es lograr «precios justos».

Tampoco se plantea dejar tierras sin sembrar y lo explica: «No puedo hacer eso porque se va mucho dinero por hectárea: son gastos de luz, de comunidad, Confederación, amortización... una tierra no puede estar parada». Tampoco se plantea echar menos abono del necesario. «Si siembras pero no riegas, o no sulfatas, o no tiras bien, es mejor que no siembres». Está contento con su maíz. Pese a lo que sabe que dicen de él.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca «Dicen que estoy loco»