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Luis Planas calificó ayer de «conjunto sólido y ambicioso» el «paquete» de 43 propuestas de medidas que ha presentado a las tres organizaciones que él considera representativas (ASAJA, COAG y UPA). Evitó cuidadosamente utilizar el término «paquete», que es el que mejor define todas esas medidas. Porque eso que anunció ayer, y que su equipo había enviado a los representantes de un parte del sector agrario a mediados de la Semana Santa es un auténtico «paquete» en el peor sentido del término. Vayamos por partes. El primer bloque está compuesto en su mayor parte por las medidas para flexibilizar la PAC y su Plan Estratégico nacional, que él mismo impuso a los consejeros de las Comunidades Autónomas y a las organizaciones, y que viene impuesto por las medidas planteadas en su día por la Comisión Europea y aprobadas el Martes Santo por los ministros de Agricultura de la UE; ahora falta que sean ratificadas, deprisa y corriendo, eso sí, por el Parlamento Europeo antes de que se disuelva.
El segundo bloque de medidas propuestas por Planas son las que competen al Gobierno y ahí se pueden dividir en otros dos grupos. El primero está compuesto por las que son aire directamente o vagas promesas. Ahí van unos ejemplos: dice el ministro de Agricultura que defenderá en Bruselas y en los foros internacionales la aplicación de las llamadas clausulas espejo para controlar las importaciones de productos agrarios en la UE y bla, bla, bla; también que se creará un grupo de trabajo permanente con las organizaciones para hacer un seguimiento de las importaciones y exportaciones y bla, bla, bla; y que se reforzará la Ley de la Cadena convirtiendo la actual Agencia de Información y Control Alimentario en una agencia estatal, se supone que para aumentar de rango administrativo a su responsable y que cobre más; en seguros agrarios, dice que el Gobierno se compromete a garantizar su futuro y que mantendrá el apoyo a la contratación de pólizas y bla, bla, bla, sin precisar nada más. En el otro grupo están aquellas medidas que ya se aplican actualmente, como las de carácter fiscal, y vende como un gran logro que se mantendrán; llegados a este punto hay que preguntarse si es que habían pensado en suprimirlas y por eso es un éxito el mantenerlas.
Lo de la ganadería no tienen parangón. Ahora dice Planas que el Ministerio de Agricultura aportará financiación a la lucha contra la tuberculosis y la EHE, pero sin precisar nada más. Y vuelve con la retahíla de que se constituirá un foro sobre la ganadería extensiva. A este respecto hay que decir que Valentín Almansa y compañía habían pensado en que la primera reunión se celebrase en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Y, ya puestos, ¿porque no cogen el toro por los cuernos y se vienen a Salamanca, donde la ganadería es extensiva es clave? Mucho me temo que no se atreven después de muchos meses de mirar para otro lado.
En resumen, que Planas ha presentado un auténtico «paquete» de medidas, que no responde, ni mucho menos, a la importancia de las protestas que han tenido lugar. No lo van a tener fácil los responsables de las organizaciones agrarias que quieran dar su aprobación a tamaño «paquete».
Lo de Planas es puro teatro, una vez más.
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