Malas noticias para los cerealistas: los precios siguen a la baja. Primero, en los mercados de futuros el balance de la semana pasada fue negativo, especialmente en el caso del trigo y, en menor medida, del maíz; en segundo lugar, también hubo recortes en las cotizaciones que se registraron en los puertos para el cereal de importación; finalmente, y como consecuencia de lo anterior y del aumento de la oferta por la generalización de la cosecha en España, ayer volvieron las bajadas en las lonjas más importantes que se celebraron. Es lo que sucedió en la de Salamanca, como se informa en estas mismas páginas de CAMPO, con descensos fuertes (de entre 3 y 10 euros por tonelada, dependiendo de los casos) y es lo que pasó también en la del Ebro, con sede en Zaragoza, con recortes también significativos (de entre 1 y 7 euros por tonelada). Y ahora viene la pregunta del millón: ¿hay perspectivas de que cambien las cosas y se de la vuelta el mercado, pasando a subir? Pues, a corto plazo, entendiendo como tal, tres o cuatro semanas, no. Tendrían que suceder fenómenos climatológicos o de otro tipo (conflictos graves) muy importantes, algo que no figura en el horizonte inmediato, pero dado que el mundo está como está, tampoco se puede descartar.

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Y, llegados a este punto, hay que preguntarse por la aplicación de la Ley de la Cadena en el sector de los cereales. La respuesta es que, a fecha de hoy, esta norma no funciona. De entrada, que yo sepa no se han fijado los costes de producción, que es el paso previo más importante para saber si se está vendiendo a pérdidas o no. Es verdad que esos costes de producción son muy diferentes dependiendo de cada una de las zonas y de otra serie de factores, pero esa misma situación se da en todos los sectores. Se impone, por lo tanto, comenzar a dar los pasos necesarios para la aplicación de la Ley de la Cadena, norma que Planas vende como un éxito un día sí y otro también, mientras la realidad se encarga de demostrar que no funciona correctamente. Además, en el caso de los cereales se debe tener en cuenta también la fuerte dependencia del exterior. Como las cotizaciones de los mercados de futuros y de los puertos se orienten de forma clara a la baja, eso terminará notándose en el mercado interior, por muy baja que sea la cosecha española. Y esta no es una afirmación gratuita, porque es lo que sucedió el año pasado y durante la campaña que está a punto de finalizar. Y ahora llegamos a la cuestión capital de cara al futuro: en estas condiciones y con estos números, ¿sale a cuenta sembrar cereales? La respuesta es de cada uno en sus respectivas explotaciones.

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