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Mientras el ministro sanchista de Agricultura, Pesca y Alimentación, a la vez que vividor de la política desde hace más de cuarenta años, ósea Luis Planas, había desaparecido (algo habitual en él) y estaba a la fuga visitando una aceitera en la provincia de Toledo, varios miles de agricultores y ganaderos se concentraron (nunca pretendió ser una gran manifestación) ante la sede del departamento para protestar por el Acuerdo de Mercosur y otros asuntos de política nacional. La convocatoria había partido de ASAJA y COAG, y fue apoyada, entre otras, por las cooperativas agrarias de Andalucía, por ejemplo, y se realizó antes de que von der Leyen anunciase que se había llegado a ese pacto el pasado día 6. Sostienen desde estas dos organizaciones que el acuerdo es lesivo para los intereses de los agricultores y ganaderos españoles en su conjunto, aunque algunos sectores agrícolas puedan resultar beneficiados. También critican las declaraciones de Planas en las que calificó el pacto como un «gran acuerdo». Que diga esto el ministro de Agricultura, cuando una gran parte del sector agrario lo rechaza, es para tenerlo en cuenta de cara al futuro porque se supone que es el encargado de defender a todo el campo español. Cosa bien distinta es que lo hubiese dicho el ministro de Economía contemplándolo en su conjunto, que también lo hizo.
Y mientras Planas se encontraba fugado y los agricultores y ganaderos protestaban debajo de su despacho, los servicios de estadística de su departamento sacaron una nota en la que decían que la renta agraria por ocupado ha aumentado este año en España el 12,6 por ciento con respecto a 2023, año en el que también subió de forma importante.
Se trata de la primera estimación en la que se informa también de que la renta agraria total fue de 37.759,2 millones de euros, lo que supone una subida espectacular del 14,2 por ciento. Entre los principales factores que explican esta evolución al alza están la disminución de los costes de producción y el incremento del valor de la producción de la rama agraria hasta alcanzar su valor histórico más alto, llegando a los 68.430 millones de euros.
El ministro sanchista de Agricultura perdió ayer una ocasión de oro para, megáfono en mano, salir el balcón de su despacho y habérselo comunicado directamente a los agricultores y ganaderos «protestantes» que se encontraban debajo.
Así hubiese escuchado también lo que decían estos y sus quejas, entre las que se encuentran justamente la de falta de rentabilidad de sus explotaciones por el aumento de los costes de producción, así como el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, que el ministro presenta como uno de sus grandes logros.
En resumidas cuentas, que Planas y sus «mariachis» siguen a la fuga y lejos de la realidad de lo que sucede a pie de campo.
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