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Me imagino al lector harto ya del asunto aranceles, de Trump y de toda su Administración. La verdad es que yo también estoy hasta el gorro de este asunto, pero, visto lo visto, y lo que pasó ayer, no queda más remedio que seguir dando la matraca con lo que ya he denominado en este mismo periódico el «trumpazo arancelario». Y, ¿qué se puede decir que no se haya dicho ya? Pues hay algo que me llama la atención: resulta que las bolsas financieras, desde Wall Street hasta el Ibex de España han registrado recortes significativos desde mediados de la semana pasada, cuando se conoció la letra grande de las medidas anunciadas por el inquilino de la Casa Blanca; sin embargo, en los mercados de futuros agrícolas, las caídas no han sido tales, con la salvedad de lo que pasase ayer en Chicago, datos que no se conocían a la hora de escribir esta columna.
Y, ¿por qué no se han desplomado también los mercados de futuros como han hecho los financieros? Pues la verdad es que no tengo una respuesta todavía, y dudo mucho de que haya alguien que tenga esa clave en estos momentos. ¿Puede que el dinero que ha salido pitando de los mercados financieros se haya refugiado, al menos en una parte, en las principales plazas agrarias, es el caso de Chicago o París, como ya sucedió años atrás?
Luego están los factores meteorológicos, y también la necesidad de alimentar a un número cada vez mayor de habitantes de este mundo. Sin embargo, todo lo anterior no dejan de ser elucubraciones a la espera de ver la evolución que toma el asunto durante los próximos días y semanas. Mientras tanto, en el mercado interior español, y más en concreto en Salamanca, continúan las bajadas; esta la sido la tendencia de fondo durante los últimos meses, con algunas excepciones puntuales.
Y, toca seguir con atención lo que suceda en los próximos días a medida que vayamos conociendo la letra pequeña de los anunciado por Trump. Porque de esta última la verdad es que tampoco sabemos mucho y probablemente sea porque «el enemigo Trump» está a la espera de utilizarlo como una baza negociadora.
Y, mientras tanto, la Unión Europea, ¿qué es lo que hace? Es un asunto que se está tratando al más alto nivel dentro del engranaje comunitario. En este contexto cabe recordar que la política comercial exterior de la UE está en manos de los de Bruselas en colaboración con los Estados miembros y se tienen que andar con pies de plomo no vaya a ser que terminen dando armas a Trump para fomentar la división entre las distintas delegaciones, algo que no me extrañaría nada que ya estuviese haciendo desde Washington.
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