Desde el PP han anunciado que Feijóo ha convocado a los barones populares a un retiro espiritual a puerta cerrada y sin teléfono con el fin de debatir sobre la situación política actual y encontrar un mínimo denominador común en determinadas políticas para intensificar la labor de oposición al marido de Begoña y a su Gobierno. Eso está muy bien, pero convendría que hiciesen lo mismo en lo que respecta a la política agraria nacional, a la europea y a la política relacionada con el agua y a las implicaciones entre el medio ambiente y la agricultura y la ganadería. Urge que alguien en el Partido Popular tome las riendas en estos asuntos y que se convoque una conferencia o reunión de coordinación, o como se quiera llamar, a la que asistan, entre otros, los consejeros de Agricultura de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP, los portavoces en el congreso y el Senado y los eurodiputados que se ocupen de estas cuestiones en Bruselas.

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Nunca lo van a tener más a favor los populares para que se note de verdad, y no solo de boquilla, que son el partido del campo y que se ocupan de los problemas del sector agrario. De un lado está la política del Gobierno sanchista relacionada con el campo y el sector agrario, que hace aguas en varios frentes: su apoyo al acuerdo con Mercosur, la Ley de la Cadena Alimentaria que no funciona, la reforma pendiente del sistema de seguros agrarios, las estadísticas sobre la renta agraria cocinadas por el ministro sanchista Luis Planas, el subsecretario Ernesto Abati y el subdirector general Andres Escudero, y la política de protección al lobo, entre otros asuntos. Del otro lado está lo de Vox, que se presentaba como el partido del campo, que exigió las consejerías de Agricultura cuando participó en el gobiernos autonómicos y que, de pronto, dio la «espantá» y se marchó de los mismos. Esto último resulta muy difícil de explicar a los agricultores y ganaderos que habían confiado en el partido de Abascal y los concejales a pie de pueblo que tienen vinculación con el sector agrario y el campo se encuentran con dificultades para justificar esta actitud.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, 2025 debería ser el año para que los del PP se diesen aludidos de una vez por todas y se conviertan en el partido que defienda los intereses de agricultores y ganaderos, tanto de palabra como de obra, cosa esta última que hasta el momento no ha sucedido. Los populares siguen siendo en estos momentos como «el ejército de Pancho Villa», sin que haya coordinación entre ellos y sin ser conscientes del poder territorial que tienen en la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural frente a Planas. Ya va siendo hora de que Feijóo despierte e imponga esa coordinación que es imprescindible y urgente.

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