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¡A por las Confederaciones Hidrográficas!

Si hay algo que cause temor es relacionarse con estos organismos

Martes, 25 de marzo 2025, 05:30

Partamos de dos premisas: la primera, que desde la restauración del sistema democrático en España no ha habido Gobierno, ni de izquierdas ni de derechas, que se haya atrevido a «meter mano» a las Confederaciones Hidrográficas, dueñas y señoras de los ríos y de toda la política de aguas; la segunda, que si hay algo que causa temor, pánico y rechazo en la mayor parte de los agricultores y ganaderos, es tener que relacionarse con estos organismos, sus mandos, sus expertos y hasta los auxiliares de la mismas. Solo hay algo peor que enfrentarse al «asereje» de la PAC y eso es tener que realizar un trámite, papeleo o gestión con funcionarios de estos organismos, que tratan a muchos de los administrados como si estuviésemos todavía en la época medieval y sean dueños y señores de vidas y haciendas, expresado en sentido metafórico, claro está. Puede que lo anterior suene a un poco exagerado, pero no lo es, al menos, en una gran parte.

Dicho lo anterior, los administrados no son solo los agricultores y ganaderos, especialmente los primeros, sino que también se ven afectados por su gestión empresas de todo tipo y condición, así como Administraciones diversas, entre ellas los propios Ayuntamientos y Diputaciones. ¡Qué se lo pregunten si no, a Carlos García Carbayo, el alcalde de Salamanca, al que no dejan tocar ni limpiar los márgenes de los cauces del rio Tormes, con los peligros que eso tiene en las situaciones de avenidas y crecidas, como las que estamos viviendo durante los últimos días! Y es que las Confederaciones Hidrográficas, comenzando por la del Duero, pero siguiendo con todas las demás, ni comen, ni dejan comer. Dicho de otro modo, ni limpian los rios y sus márgenes, ni tampoco dejan que se limpien bajo pena de gran multazo, cuando no de terminar en la cárcel por lo que podría denominarse delito ecológico.

Se impone una reforma en profundidad de estos organismos, dependientes del Ministerio para la Transición Ecológica, para adaptarlos a la situación actual. Las lluvias de los últimos días, las inundaciones que han causado daños en bastantes zonas y la parte de culpa, todavía por determinar, que tuvo la Confederación Hidrográfica del Júcar en la prevención y gestión de la «barrancá» registrada en la provincia de Valencia a finales del pasado mes de octubre, han puesto a las Confederaciones Hidrográficas en el primer plano de la actualidad. Y hay que aprovechar el momento, antes de que se pase, para exigir esa reforma en profundidad que necesitan. Lo ilustra la maldición que echó un agricultor a otro con el que mantenía diferencias: «solo te deseo, le dijo, que tengas que hacer papeles y gestiones ante la Confederación Hidrográfica. Son mucho peores que Hacienda». Pues eso.

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