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Salamanca
Martes, 6 de febrero 2024, 23:22
No hubo brújula posible. La movilización del campo se hizo a golpe de wasap con el objetivo de hacer el mayor ruido posible: primero bloqueando los principales accesos a la capital y después colapsar su interior. Sin la presencia de líderes, los grupos en las ... redes sociales fueron el principal puntode coordinación. «Estoy solo en Buenos Aires, así no puedo cortar nada», expresaba un tractorista madrugador que había colocado su vehículo poco antes de las 9 de la mañana. La respuesta fue fulminante: «Ya vamos», respondían desde Encinas de Abajo y Robliza de Cojos con un refuerzo importante que conseguirían media hora después dejar inhábil el nudo de autovías. «No quiero dinero, solo que me dejen trabajar», se quejaba un ganadero de Vitigudino.
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La zona de La Armuña se hizo fuerte en El Helmántico y el polígono de Los Villares. Solo abandonaron su posición en el segundo punto para descender por Álvaro Gil y María Auxiliadora para colapsar la plaza de España. Los aplausos se repitieron a medida que iban alcanzando el centro de la ciudad, así como los gestos de solidaridad: una joven de Piedrahita, hija de ganaderos, trabajadora en Salamanca optó por comprar una empanada a los agricultores que estacionaron durante las más de 4 horas que permanecieron atascando la glorieta con más tráfico y dejando escenas inéditas desde la pandemia con un paseo de Canalejas vacío. «Aquí tenían que estar también las organizaciones agrarias, porque sobre todo son agricultores», repetían los manifestantes. Entre las excepciones, estuvo presente el diputado de Agricultura, Roque Madruga, en su posición de agricultor de Tardáguila mostrando apoyo a los profesionales. También los jóvenes pedían paso. «Nos están echando del campo y luego vendrán los lloros», lamentaba un agricultor de 29 años de La Armuña.
Los refuerzos en las autovías también se movieron a golpe de wasap y los cambios de recorrido. En la rotonda de E.Leclerc otro de los puntos más conflictivos las colas llegaron a ser kilométricas aunque se abrió en determinadas ocasiones: una mujer embarazada a la que los agricultores abrieron con la promesa de que al niño se le pusiera 'Isidro'; una funeraria, varias ambulancias y un niño que iba a un tratamiento de quimioterapia. Donde la brújula no sirvió fue en la ciudad. Tras la apertura de la plaza España en torno a las cinco de la tarde, los cortes se sucedieron por toda la ciudad y el alfoz mientras que los relojes de los buses urbanos y metropolitanos acumulaban horas de espera.
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