Como ya adelantaban las cabañuelas y la sabiduría popular, la primavera sigue su curso con cambios de humor que recuerdan al viejo refrán: «Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo». La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé un giro en las condiciones a partir de este miércoles, con la llegada de precipitaciones que se extenderán hasta el fin de semana. Las lluvias, bien recibidas por el campo, vendrán acompañadas de marcados contrastes térmicos: mínimas de 3 grados en Peñaranda el sábado y máximas de hasta 20 grados en algunas zonas, lo que obligará a los agricultores a estar atentos a posibles escarchas tardías.
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LAS SEÑALES DEL CIELO
El Zaragozano ya lo venía avisando: «Temporal de primavera, nuboso y vario, de vientos alborotados, a veces, y de temple muy desigual del día a la noche». No será raro, por tanto, ver mañanas frías que den paso a tardes templadas, un patrón que, según los antiguos, marca una primavera fértil.
Por su parte, Manuel Briz, experto en Cabañuelas, señala que los primeros días del periodo traerán cielos con algunas nubes y el protagonismo del viento de Poniente, encargado de arrastrar las lluvias y mantener temperaturas moderadas, sin llegar a los fríos extremos de otras primaveras.
LOS EMBALSES, AL ALZA
Las reservas de agua siguen aumentando y el embalse de Santa Teresa ya se encuentra al 83,3 % de su capacidad, aunque los agricultores temen que el agua recogida no sea suficiente con esta nueva necesidad en alguna de las campañas.
EL SOL Y LA LUNA MARCAN EL TIEMPO
Para quienes guían su labor por los astros, el sol saldrá este miércoles a las 8:02 y se pondrá a las 20:49, mientras que el domingo amanecerá a las 7:55 y se despedirá a las 20:54. Además, el sábado la luna entra en cuarto creciente.
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Según el refranero popular, este mes suele llover poco, pero a menudo, como advierte Manuel Briz: «Abril, abrilero, cada día dos aguaceros».
Con este panorama, el fin de semana se presenta movido en lo meteorológico. El agua será bienvenida, pero los cambios de temperatura y los vientos alborotados nos recuerdan que la primavera aún guarda sorpresas en su cofre de las estaciones.
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