La advertencia del ganadero que guía a los cerdos a la bellota

Juanma Benito es como los ganaderos de antes. De esos que esperan la montanera como el momento principal del año, de los que sabe que tiene que estar a diario con sus animales para que aprovechen al máximo la bellota y la hierba que les ofrece el campo. Este año, en su zona, Gallegos de Argañán, hay mucha bellota, pero la hierba empieza a perderse. «Apuntaba mejor la otoñada -cuenta Juanma- pero ahora se empieza a secar y la cara del campo empieza a cambiar». Él, con 18 años de experiencia en la montanera, sabe que la combinación ideal es hierba y bellota. También que si cambia el tiempo, la hierba no tardará en salir.

Este año tendrá unos 300 cochinos para aprovechar la bellota. Los cría él y le gusta soltarlos al campo maduros, con 4 ó 5 meses, porque los ve ya «más tranquilos, menos inquietos y eso se nota luego en la calidad». El otro paso fundamental es garantizar una buena entrada en la montanera. «Si van bien, por su camino, luego ya estás toda la montanera tranquilo», cuenta.

Y por una buena entrada entiende ver que los animales coman cada día lo suficiente, llevarlos de careo al cercado al que más les cuesta llegar para que coman allí porque cuando estén gordos no harán ya ese esfuerzo. Estar pendiente de si cae la bellota al principio o no para darles o no el pienso, y ver cómo los animales van cada vez más a la bellota pero también estar pendientes de si les hace daño por comer más que la que deberían porque entonces no cogerían los kilos.

«Ahora te juegas en tres meses el trabajo de año y medio y conviene estar atentos», dice Juanma, pero reconoce que a él esto es algo que no le cuesta porque lo ha vivido desde muy pequeño. «Mi padre era y es un enamorado de la montanera y a mí también me encanta dar la vuelta con ellos y que cojan las rutinas».

Lo que peor lleva Juanma: que después de tanto esfuerzo no se valore. «Mucha gente va a por la cantidad y no a por la calidad», dice, y recuerda cómo el año pasado la montanera vino escasa «y no se valoró el esfuerzo», señala en referencia a los precios que se pagaron. «Te empeñas porque te gusta pero por mucho que te guste si algo te cuesta dinero todos los años, te acabas aburriendo».

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