Jueves, 9 de marzo 2023, 10:31
El desayuno es una de las comidas más importantes del día y debe proporcionar entre el 15 y el 25 por ciento de la energía que necesita el organismo diariamente. Según la Fundación Española de Nutrición, esto equivale a unas 300-500 kcal para una persona sana con unas necesidades de 2.000 kcal. El desayuno debe ser una comida equilibrada que incluya diferentes tipos de nutrientes y suponga, de media, el 20 por ciento de las recomendaciones diarias.
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Para llevar una dieta equilibrada y saludable, el desayuno debe incluir al menos cuatro tipos de alimentos, evitando los alimentos ultraprocesados, como cereales, barritas de cereales y bollería industrial, que se relacionan con enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2, cáncer y un mayor riesgo de mortalidad. También se debe evitar la ingesta de alimentos fritos ya que añaden grasa saturada al organismo. Es mejor sustituir el pan blanco elaborado con harinas refinadas por pan integral para las tostadas de la mañana y evitar los batidos y zumos envasados, que no sustituyen a una de las tres piezas de fruta necesarias para una dieta saludable.
Los lácteos deben formar parte del desayuno diario, ya que son una fuente de proteínas de alto valor biológico, grasa, hidratos de carbono y otros nutrientes, como calcio, magnesio, fósforo, zinc, yodo, selenio y vitaminas del complejo B, así como de A y D. Los cereales son otra fuente importante de hidratos de carbono y fibra de la dieta, que suministran hasta el 20% de las proteínas necesarias. Se recomienda dar prioridad a los cereales integrales o elaborados con harinas de grano entero.
La fruta es esencial para una dieta variada y equilibrada y se recomienda la fruta fresca y entera frente a los zumos. Los frutos secos son otro elemento importante para confeccionar el desayuno perfecto, ya que aportan omega-3, minerales como calcio, potasio y magnesia, así como proteínas y vitamina E. Para completar el desayuno, se pueden incluir otros alimentos como aceite de oliva virgen extra, tomate, huevos, jamón, salmón, legumbres, miel, mantequilla o mermelada, de forma esporádica. En resumen, el desayuno debe ser una comida equilibrada que proporcione la energía y los nutrientes necesarios para comenzar bien el día.
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