Sábado, 30 de abril 2022, 19:35
Un elemento que permite que nuestro descanso diario sea más placentero es, sin duda, la almohada. Pero su uso continuado a lo largo de los días provoca que adquieran un cierto tono amarillento.
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La principal causa de que nuestra almohada presente ese color no es otra que el sudor que desprendemos durante la noche. Esto se acentúa especialmente en los meses más calurosos. También la grasa capilar y los productos cosméticos contribuyen significativamente al surgimiento de manchas y desperfectos. Es un hecho que suele ocurrir tarde o temprano pero ¿cómo eliminamos ese tono amarillento y le devolvemos a la almohada su color original?
Lo primero a tener cuenta es que debemos lavar nuestras almohadas en cuanto nos percatemos de que su color original comienza a desaparecer, ya que será más sencillo hacer una limpieza efectiva si la suciedad es reciente. Antes de proceder al lavado, debemos comprobar la etiqueta de la almohada, en la que aparecen las indicaciones para una limpieza adecuada. Tras esto, podemos lavarla con nuestro detergente habitual, aunque es recomendable añadir un poco de lejía y de bórax para obtener un resultado más que satisfactorio.
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