Jueves, 2 de junio 2022, 17:53
Cuenta António Desidério, propietario junto a su esposa, doña Ana, del restaurante más popular de Bragança (Solar Bragançano), que hace unos meses no le quedó más remedio que darle con la mismísima puerta en las narices a los Reyes de España. “Llamaron por teléfono ... las personas que les preparan las cosas y solicitaron la reserva de una mesa para los condes de Barcelona (título que ostentan los actuales monarcas). Yo les dije que estaba todo completo y que no tenía coraje de quitar la mesa a alguien y dársela a ellos”, asegura António a LA GACETA con total normalidad y sin dar importancia a este hecho. Porque si algo tiene claro es que en Solar Bragançano todos los clientes son iguales independientemente de su estatus social. “La semana pasada acudió a comer el primer ministro de Portugal, António Costa, junto a su pareja y nos dijo que fue la cocina más auténtica que había probado y que vivió una experiencia inolvidable porque se habían sentido como una pareja más dentro del restaurante”.
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Son más de 35 años los que jalonan al considerado por la CNN norteamericana como uno de los secretos mejor guardados de Portugal. ¿Dónde está la clave? “Siempre nos ha guiado la autenticidad. Nuestra cocina se basa en las recetas de nuestras abuelas. Por eso lo primero que hacemos al llegar es encender el fuego y después poner los guisos en cacerolas de hierro como se hacía antiguamente”, asegura António al tiempo que recuerda que el principio que guía a Solar Bragançano es: “Vino, libros, silencio y comida”.
La visita que iban a realizar los Reyes de España a Bragança no era casual. Cuando todavía eran Príncipes de Asturias, acudieron con total discreción a esta ciudad ubicada a solo dos horas en coche de Salamanca. Algo en ella debió captar su atención y dejarles huella para que hayan regresado posteriormente pasando absolutamente desapercibidos. La Bragantia celta y la Juliobriga romana cautiva por su cuidada Ciudadela, la antigua villa medieval amurallada que proporciona un maravilloso viaje en el tiempo. En su interior, la torre del homenaje de su castillo, levantado por el primer rey portugués, Afonso Henriques, para defender este importante núcleo fronterizo. Pero la construcción más singular de la Ciudadela es sin duda el Domus Municipalis, considerado el ayuntamiento más antiguo de Portugal y un raro ejemplo de arquitectura civil románica, un estilo que siempre relacionamos con el ámbito religioso
Fuera del recinto medieval, destacan museos como el de Arte Contemporáneo y el de la Máscara y el Traje, e iglesias como las de São Bento y São Vicente. En esta última se casaron en secreto el rey Pedro de Portugal y la gallega Inés de Castro, protagonistas de la historia de amor más popular y dramática del país vecino.
Gran parte de la vida de Bragança gira alrededor de la Sé, la catedral que le ‘robó’ el obispado a Miranda do Douro. Aunque la actual catedral es moderna y está situada fuera del casco histórico, a la antigua se le sigue denominando Sé y bien merece una visita.
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Bragança tiene la suerte de contar en su municipio con uno de los parques naturales más auténticos y desconocidos de Portugal, el de Montesinho. Haciendo frontera en su mayor parte con la provincia de Zamora, en este espacio se conservan aldeas ancladas en el tiempo con una forma de organización comunal muy interesante. Entre ellas destacan Rio de Onor y Montesinho. De esta última parten algunas atractivas rutas de senderismo como la de Porto Furado, circular de 8 kilómetros muy cómoda y bien señalizada.
Naturaleza y patrimonio se dan la mano en Bragança. La ciudad a la que estaba ligado el ducado al que pertenecieron los reyes de Portugal que ocuparon el trono del país vecino entre 1640 y 1910. Un viaje a la esencia de la región más singular de Portugal, Trás-os-Montes. Años de aislamiento y olvido han propiciado que se conserven un sinfín de tradiciones y costumbres que hoy enamoran a cualquier visitante, incluidos los mismísimos Reyes de España.
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Cómo llegar. Bragança se encuentra a dos horas en coche de Salamanca. Hay que tomar la autovía A-66 hasta Zamora y allí coger la N-122 que llega hasta la ciudad lusa cruzando la frontera por Alcañices. El último tramo entre la Raya y Bragança se realiza por la autovía A4.
Oficina de turismo. Está ubicada fuera del recinto amurallado en la avenida Cidade de Zamora. Ofrecen todo tipo de información tanto de Bragança como de la región de Trás-os-Montes y el parque natural de Montesinho.
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Fiestas.Merece la pena acercarse a Bragança a principios de mayo coincidiendo con su Feira das Cantarinhas. Se trata de un mercado de artesanía que inunda de puestos el entorno de su catedral (Sé).
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