El tramo de la Vía de la Plata entre Coedo y Allariz transita por un frondoso bosque de roble carballo. Fotos: PABLO MONTES

Peregrinar a Santiago desde Salamanca: descubre el camino más desconocido

Un camino alejado de cualquier síntoma de masificación y con una riqueza patrimonial y natural de excepción

Lunes, 28 de octubre 2019, 21:05

Todos los caminos llevan a Santiago, pero unos son más transitados y populares que otros. Los salmantinos tenemos uno propio desde tiempos de los romanos. La Vía de la Plata es la calzada que nos lleva al jubileo. Un largo trayecto, pero con un aperitivo de excepción antes de presentar nuestros respetos al apóstol: el patrimonio natural y monumental de la provincia de Orense.

Publicidad

Una vez que llegamos a la localidad zamorana de Granja de la Moreruela, la Vía de la Plata nos propone optar por el Camino Sanabrés o enfilar dirección Astorga para tomar el Francés. La primera opción es la más desconocida y por ello la que permite alejarse de cualquier atisbo de masificación. Una vez que nos adentramos en la provincia de Orense, una de las etapas más interesantes es la que une Xinzo de Limia con Allariz, concretamente su último tramo desde la localidad de Coedo. Es otra Galicia totalmente diferente a la que estamos acostumbrados. Los helechos y los huertos repletos de hermosas berzas y otras hortalizas, abrigan un espectacular bosque de roble carballo autóctono que en otoño se convierte en un espectáculo único. El misticismo del Camino en su más pura esencia. La alternativa más autentica y sosegada a los demandados caminos Francés y del Norte.

Allariz es una de las más gratas sorpresas del recorrido. Corte de Alfonso VI y con un casco histórico cuidado hasta el más mínimo detalle. En sus calles se rodó la recordada película “La lengua de las mariposas” y su legado histórico se complementa con un gran ambiente joven. En Allariz se puede tapear para degustar una de sus delicias, la carne de buey. Pero también combinar la visita cultural con las compras en las tiendas ‘outlet’ de moda enclavadas en casas rehabilitadas del casco viejo.

Seguimos camino de la capital orensana, no sin antes desviarnos tan sólo dos kilómetros para visitar la iglesia de Santa Mariña de Augas Santas. Un ejemplo único del románico que destaca por sus grandes dimensiones y el juego de luces que permiten sus inmensos rosetones.

Llegamos a Orense, la capital gallega que siempre ha permanecido en un discreto segundo plano. Su provincia es la única que no tiene costa, pero no es necesario. El Miño le aporta vivacidad y sus termas, sosiego. Imprescindible perderse por su casco histórico donde brilla su catedral de San Martín y ese Pórtico del Paraíso que es un anticipo magistral al del la Gloria que nos recibirá en Santiago.

Publicidad

El Camino avanza en busca de la Compostela haciendo parada en el Monasterio de Oseira, abandonado durante la desamortización de Mendizábal, fue recuperado por unos monjes franceses. Brilla la Sala Capitular donde sus columnas rectas darán la impresión de ser curvas.

Lalín, con su magistral pazo barroco de Liñares, convertido en Museo; y Laxe, punto de unión de la Vía de la Plata con el Camino de Invierno y que cuenta con un extraordinario albergue, son otro altos forzosos antes de abrazar con fuerza al apóstol Santiago.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad