Piscina natural de Las Mestas. TURISMO EXTREMADURA

5 piscinas naturales de Cáceres a tiro de piedra de Salamanca

El norte de la provincia vecina es rico en zonas de baño enclavadas en entornos naturales privilegiados y con toda clase de servicios

Viernes, 26 de julio 2019, 20:14

Es el mejor espejo en el que mirarnos. Y lo es desde hace tiempo. Cuando comarcas otrora olvidadas empezaron a explotar con maestría y mesura su excelente potencial turístico. Aprovecharon las gargantas, arroyos y ríos que vertebran el rico y montañoso norte de Cáceres para crear piscinas naturales para deleite de los miles de bañistas que cada verano se pierden por esta tierra antaño casi inaccesible. El Jerte, las Hurdes, el Valle del Ambroz, Gata y La Vera conforman un rico patrimonio natural que, en verano, a pesar de las altas temperaturas, continúa siendo un pequeño paraíso. Y además a un paso de Salamanca. Piscinas naturales con aguas frías y transparentes y que, en la mayoría de los casos, están equipadas con toda clase de servicios. Hacemos un repaso por algunas de ellas.

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Piscina natural de Riomalo de Abajo

Nada más cruzar el río Alagón y muy cerca de esa joya natural llamada Meandro del Melero, Salamanca y Cáceres se dan la mano. La Sierra de Francia y la comarca de Las Hurdes se fusionan y el primer pueblo en ser testigo de este hermanamiento es Riomalo de Abajo. Al pie de la carretera se encuentra una de las mayores piscinas naturales de esta comarca cacereña. Aprovecha las aguas del río Ladrillar junto a una inmensa chopera ideal para los que acuden a pasar el día en familia con sus sillas y mesas para merendar. En el lado opuesto a la zona arbolada existe un espacio habilitado con escaleras para bajar al agua y en el que se goza de sombra durante toda la tarde. Está a una hora y media en coche desde Salamanca

El Charco de la Olla de Las Mestas

Tomar la carretera que comunica La Alberca con la provincia de Cáceres a través del valle de Las Batuecas es una auténtica gozada. Uno de los paisajes más formidables que se pueden ver en la provincia de Salamanca. Una vez que pisamos terreno extremeño llegamos a la alquería de Las Mestas, famosa por su excelente producción de miel. Allí se encuentra El Charco de la Olla, su espléndida piscina natural. Al igual que la de Riomalo de Abajo aprovecha las aguas del río Ladrillar. Es amplia, con aguas limpias y, con una gran profundidad superior a los tres metros en un tramo donde muchas personas realizan el conocido “salto del ángel” de Las Mestas. Está a una hora y media en coche desde Salamanca.

Piscina natural de Casas del Monte

Más cerca de la capital salmantina, a poco más de una hora por la autovía A-66 llegamos a Casas del Monte, en el Valle del Ambroz. Su piscina natural ubicada en el paraje de La Fábrica es todo un bálsamo contra las altas temperaturas. Destaca por sus aguas frías y cuenta con un espacio alrededor totalmente adaptado. Aprovecha las aguas de la Garganta Ancha que llega directamente desde las cumbres que separan el Ambroz y el Jerte.

Los Pilones de la Garganta de los Infiernos

No es una piscina natural como tal, pero conforma uno de los paisajes más espectaculares que se pueden ver en España. Hablamos de la reserva de la Garganta de los Infiernos en el Valle del Jerte. Está a una hora y 45 minutos de Salamanca y posee una peculiar zona de baño conocida como Los Pilones. Se trata de una sucesión de pequeñas pozas que el agua ha ido horadando en la roca granítica con un sensacional esmero. Sus aguas frías y transparentes son un verdadero regalo de la naturaleza. En los meses de verano y, especialmente durante los fines de semana, la concentración de visitantes suele ser muy alta.

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Piscina natural de Descargamaría

Acabamos en la Sierra de Gata. A casi dos horas de la capital salmantina y saliendo de la provincia por El Sahugo llegamos a la localidad de Descargamaría. El premio después de haber tenido una paciencia absoluta conduciendo por una serpenteante carretera es liberar el estrés en la piscina natural construida en el río Arrago. Se trata de una zona de baño vanguardista en la que se suceden espacios de césped en forma de terraza decorados con piezas de cerámica de colores. El diseño es obra del arquitecto Tomás Vega Roucher. La piscina también cuenta con una pequeña cascada que da mayor atractivo a un espacio con mucho encanto.

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