La tizona marcó la tarde, para bien y para mal. Para lanzarla y para apagarla. Una estocada soberbia de ejecución y colocación le sirvió a Raquel Martín para desmarcarse. Se tiró más recta que una vela, hizo la suerte muy despacio y enterró la espada hasta los gavilanes con una contundencia y eficacia imponente. Del mismo embroque salió Rebujino rodado, con las patas por alto. Fue cuestión de segundos y, aquello, enardeció al público. La plaza se nevó de pañuelos y ya nadie pudo contener la petición del doble trofeo que Raquel Martín paseó feliz con el público entregado. Esa sonrisa se quebró en el sexto, después de una faena meritoria, a base de constancia, aplomo, de fe, que tuvo la virtud de no rendirse ni aburrirse ante la anodina y pobretona condición de su oponente, terminó dándole forma a una obra que se hizo larga. Y tal vez eso también condicionó que el astado no le ayudara y se a la defensiva en la suerte suprema. A esas alturas era ya un marmolillo. Y ahí a Raquel se le embotó la espada. Se sucedieron los pinchazos hasta perder la cuenta y al final estos parecieron pocos con el rosario de descabellos. Sonaron dos avisos y rondaba el tercero cuando el pupilo de El Juli decidió darse por vencido. La espada que dinamitó la tarde en el ecuador de la función se encargó de aplanar los ánimos este.
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Rebujino, nombre clásico dentro de las reatas de la ganadería de Daniel Ruiz, una de las partes con las que ha formado su vacada El Juli (El Freixo), fue el novillo del debut con picadores de Raquel Martín, la segunda mujer salmantina en la historia que logra este hito, tras hacerlo Sonia Lerma hace 22 años. Y este Rebujino rompió el buen nivel ganadero que había mostrado en las dos primeras entregas. Sin embargo ni Alejandro Adame y Lalo de María habían conseguido entusiasmar; luego el mexicano se sacó la espina con el cuarto en una faena bullidora y al francés se le escapó entre las manos un novillo de vacas.
A las 18:25 horas apareció en escena el novillo más esperado. Alto de cruz, gacho y cornidelantero. No empezó bien la tarde para la salmantina, que recogió al novillo con torería lanceando con la pierna flexionada y encontrando ya el calor del respetable, pero su oponente se le quedó a medio camino en una verónica, ya erguida, no rectificó la figura ni supo sacarle los brazos e hizo presa. Fue durísima la voltereta, la lanzó por los aires, quedó a merced en el suelo en un pasaje angustioso. Tenía un punto exigente y nada fácil el astado que pedía que le dejaran meter la cara en la muleta para tirar de él en unas embestidas que jamás regaló. Raquel Martín trató de hacérselo todo con suavidad. Llevarlo siempre tapado resultaba crucial, no siempre lo logró. Lo sometió bien en el inicio por abajo con la pierna genuflexa y en la primera tanda. Punteaba y se defendía por el pitón izquierdo por donde embestía dormido y sin celo, con embestidas mortecinas y casi sin recorrido. Aún así le aguantó con aplomo y le desafió con descaro. Trató de alargar las ya casi inexistentes embestidas pese a su porfía. Tras un torero desplante rodilla en tierra llegó la estocada de la tarde.
Al sexto le robó alguna verónica de bella factura. Sin continuidad, y brilló la revolera del quite, que voló con gracia y elegancia. Tardo y esperando siempre en banderillas, se le paró pronto. Noble en su condición se apagó de inmediato. Insulso y bonancible, el novillo no decía nada. Ella trató de buscarlo siempre, lo esperó con la muleta retrasada para aprovechar ya el medio muletazo que le quedaba. Probó por el izquierdo pero ahí la embestida era mucho más reducida. Pasaba siempre sin entrega. No se aburrió ni se desesperó. Cuando la faena ya estaba hecha, se empeñó en alargarla e incluso se lanzó la banda con Ópera Flamenca. Se agotaba el novillo como caía la noche sobre el coso de Olivenza, que volvió a ser el escenario del nacimiento de un nuevo valor. Y con la noche vencida llegó la pesadilla de la espada.
NOVILLOS DE EL FREIXO (Julián López ‘El Juli’); de parejas hechuras y buen juego en conjunto, el de más cuajo y hondo remate el sexto. El de mejor juego el 5º, que dio un juego formidable y los dos de menos opciones 3º y 6º. Noble y de excelente comportamiento el 1º; tardo pero de buena condición y humillado siempre el 2º; deslucido, apagado y sin recorrido el 3º; bravo el 4º; excelente el 5º, que deslumbró por sus fantásticas, profundas, largas y humilladas embestidas; noblón pero apagado, a menos y sin casi recorrido el 6º.
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ALEJANDRO ADAME (azul marino y plata)
Pinchazo y estocada —ovación con saludos tras aviso—; y estocada al encuentro —dos orejas—.
LALO DE MARÍA (tabaco y oro)
Debutó con picadores
Tres pinchazos y estocada atravesada que atraviesa, rematada con dos golpes de descabellos —ovación con saludos—; tres pinchazos, estocada y descabello —saludos—
RAQUEL MARTÍN (turquesa y oro)
Debutó con picadores
Soberbia estocada —dos orejas—; y nueve pinchazos y más de una docena de descabellos —silencio tras dos avisos—.
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