Marta Pérez, la cirujana que salvó a Diosleguarde, con sudadera gris en el centro de la imagen. L.G.

Marta Pérez, la cirujana que salvó la vida a Manuel Diosleguarde: “Con cada latido se iba una cantidad muy grande de sangre. Tuvo suerte”

Su trabajo en la enfermería de la plaza de Cuéllar fue decisivo para estabilizar al diestro salmantino antes de su traslado a Valladolid

Miércoles, 31 de agosto 2022, 18:57

Impacta la voz dulce y templada de Marta Pérez López, el ángel de la guarda de Manuel Diosleguarde. La persona que está al frente del equipo médico que le salvó la vida al joven torero salmantino el pasado domingo en la enfermería de la plaza de toros de Cuéllar (Segovia), donde un toro de Cebada Gago le dinamitó el muslo de una brutal cornada. Es una modestia sincera, le delatan sus palabras, en las que no quiere ponerse ninguna medalla, aunque también desprende la sensación de haber hecho su trabajo a lo grande. Unas manos milagrosas. Tiene 48 años, es de Valladolid, y lleva como cirujana en festejos taurinos desde 2006. Una experiencia callada y en el anonimato, hasta hoy que ha saltado a los medios por una de las hazañas de la temporada taurina. Es cirujana general y del aparato digestivo en el hospital de la Zamora. Y se ha convertido en las manos prodigiosas que le volvieron a dar la vida a Manuel Diosleguarde, el último matador de toros que ha dado Salamanca. La de Cuéllar era su cuarta corrida de toros tras la alternativa en Santander (23 de julio) y la cornada de hace tres días su bautismo de sangre. Y no ha podido ser más grande. Es la más grave de todas las que van esta temporada.

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—¿Con qué se encontró en la enfermería de la plaza?

—Le trajeron a la enfermería con una cornada muy extensa en el muslo derecho. Nada más verle la herida nos dimos cuenta de la gravedad del percance. Le pusimos una anestesia general para poder intubarlo y operarlo. Era una lesión muy extensa en el vasto interno, que afectaba al paquete vascular femoral, con una hemorragia muy importante. De inmediato abrimos el muslo entero para encontrar el paquete vascular lesionado y clamparlo. (Dicen “clampar” en el lenguaje médico a la maniobra quirúrgica que consiste en la compresión o ligadura de un conducto, fundamentalmente vascular, con una pinza para contener la hemorragia).

—¿Qué fue crucial en un momento tan crítico?

—Quedarte frío y tratar de tener la mente muy despejada para actuar correctamente y hacer lo que sabemos que tenemos que hacer. Buscar la causa de la hemorragia, intentar atajarla lo más rápido posible. Y, una vez hecho, pensar también que, una vez hecho lo que hicimos, de salvar la vida, hacer todo lo posible por salvar también la pierna. Y para ello había que mantener el flujo arterial en la pierna, eso era lo siguiente.

—¿Y eso todo en la enfermería de la propia plaza de toros?

—Primero el hombre, la vida y luego salvar la pierna. Nosotros hicimos lo primero, luego ya el resto lo hicieron los compañeros en la Clínica. Nosotros lo dejamos todo preparado para que ellos después le hicieran un bypass.

—Otra de las claves fue que la terrorífica cornada que se produjo ocurriera en una plaza como la de Cuéllar que contaba con un equipo médico y con una enfermería modélica...

—En Cuéllar tenemos un quirófano en la plaza con todos los medios necesarios y eso fue trascendental. En ese sentido el Ayuntamiento de Cuéllar está muy concienciado de las lesiones que puede haber y pueden ocurrir en festejos de este tipo. Y eso nos permite montar un quirófano en la enfermería de la plaza con todo lo que se necesita en casos como este y por eso pudimos hacer lo que hicimos. Si no, no hubiera sido posible...

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—Y si no tienen esos medios, ni tiene la suerte de caer en sus manos, Manuel se nos va...

—Si esta misma cornada pasa en un sitio sin quirófano no se puede hacer nada de lo que hicimos. Si no hay un aspirador, si no hay una anestesia, si no se tienen los medios para poderlo intubar y dormir. Si esto pasa lejos de una enfermería de una plaza como esta, no se hubiera podido hacer nada.

—¿Ni siquiera en un quirófano móvil de los que abundan en los festejos taurinos de los pueblos?

—Algunos quirófanos móviles están montados muy bien, pero es cierto que no se trabaja igual de bien. A lo mejor si se hubiera hecho algo, pero lo que teníamos en Cuéllar es mucho más que un quirófano móvil.

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—Y aunque no lo diga, Manuel también tuvo suerte de caer en sus manos

—Bueno, hacemos lo que podemos.

—¿En qué momento se dan cuenta de la gravedad del percance?

Nada más abrir la herida, aquello era un torrente de sangre. Lo importante entonces era saber e intentar mantener la calma. En ese momento no piensas en nada más, en hacer lo que tienes que hacer, buscar la causa de la hemorragia y cortarla cuanto antes.

—¿Llegó en algún momento a temer por su vida?

—La verdad es que no, no nos da tiempo. No lo pensé. No te da tiempo, solo tratas de hacer lo que tienes que hacer. Sabes y eres consciente de que es muy grave y no te da tiempo a distraerte. Aspirar la sangre, buscar la causa de la hemorragia, contenerla, y clampar.

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—¿Qué fue lo más difícil y cuál fue el momento más crítico?

—Hasta que ves y encuentras el paquete vascular lesionado y clamparlo. Ahí sí, ahí pasas un rato apurado.

—¿Y cuándo es el momento en el que empieza a respirar tranquila?

—Estuvimos como un poco más de media hora en esa primera intervención. Y en cuanto clampas la arteria y las venas es cuando ya por fin coges un poco de aire.

—¿Y a partir de ahí?

Una vez estabilizado en la enfermería, nos fuimos con él en la ambulancia. Si en el viaje tenemos la mala suerte de que se suelta el paquete vascular clampado, si se quita uno, no llega y no lo cuenta. El en traslado en ambulancia de Cuéllar a Valladolid nos fuimos los dos cirujanos, el anestesista y la enfermera. Los cuatro. Por si acaso pasaba algo en el trayecto. Él ahí ya estaba estable. La verdad es que no dejó de estarlo en ningún momento. Cuando llegó a la enfermería estaba hipotenso, aunque rápido recuperó las constantes vitales. Y en el trayecto también fue estable en todo momento.

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—¿La clave de todo fue la atención inmediata?

Sin duda. Es la clave de que hoy esté vivo. Ahí tenemos poco margen de maniobra, hay poco tiempo porque poco es lo tardan en vaciarse los 5 litros de sangre que tenemos en el cuerpo. En esta lesión sangraba mucho, es un vaso muy grueso, con mucho calibre y con cada latido se va una cantidad importante de sangre. No hay otra opción más que la inmediatez.

—¿Es la cornada más grande y grave que ha atendido?

—Esta cornada es muy grave, yo llevo haciendo festejos mucho tiempo. Habíamos atendido otras cornadas muy graves, alguna en tórax, alguna cervical, cornadas ha habido muchas; pero de todas, esta era muy, muy grave.

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—¿A qué se puede comparar una cornada de este calibre?

—Se puede comparar con una herida por arma blanca, por arma de fuego. Pero lo cierto es que son un poco especiales. La herida causa mucho destrozo, el pitón entra, sale... Piensa que es un animal de 500 kilos a toda velocidad, con una fuerza motriz tremenda. No es solo el orificio de entrada, el pitón se mueve mucho dentro del cuerpo y causa muchas lesiones, va haciendo derrotes con la cabeza y muchos destrozos por dentro.

—¿Es pronto para estimar como puede ser la recuperación?

—Los cirujanos vasculares le hicieron un bypass la con safena para asegurar el flujo vascular de la pierna. Eso es muy bueno. Si hubiera tenido que usar material protésico daría más complicaciones que los que se hacen con vena propia. Manuel es muy joven, tiene mucho músculo. Se recuperará bien. La gente joven se recupera antes de lo que pensamos. Ahora mismo es muy difícil de saber. Lo que hoy sabemos es que el bypass está funcionando muy bien, que no sangra, que tiene buen flujo. Seguro que está a punto de levantarse ya pronto de la cama.

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—¿Se puede decir que Manuel Diosleguarde ha vuelto a nacer?

—Creo que todos hemos tenido suerte. La suerte siempre juega un factor importante. Estaba en el sitio justo, si le pasa en algún otro sitio, sin medios, sin cirujanos, no lo cuenta.

—¿Ha vuelto a verle desde aquel momento?

—No. Estoy en contacto con su apoderado, con la cuadrilla, con su entorno. Quiero acercarme a verle al hospital; ganas no me faltan. Pero hemos tenido días complicados con todo el trabajo en Cuéllar... en cuanto pueda quiero ir a verlo.

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—¿Qué sensación tiene después de una hazaña de este tipo?

—Muy grande, es como decir yo en mi día hice Cirugía por esto, por esto para esto es para lo que estoy aquí.

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