Miércoles, 30 de octubre 2019, 17:34
Concienciado del trascendental momento en el que se encuentra su carrera profesional, el diestro mirobrigense repasa las complicaciones de 2019 y se marca como objetivo encontrar un nuevo mentor con el que remontar, volver a ser torero de Madrid y recobrar parte de la ilusión perdida.
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Adiós a una temporada complicada. ¿Qué balance hace de este 2019?
Para mí creo que ha sido una temporada de aprendizaje, distinta, en la que he toreado bastante menos que en las anteriores pero que de no ser por ciertos matices estaríamos hablando ahora de manera diferente. Creo que ha sido positiva y me ha servido para darme cuenta de muchas cosas. Ha estado marcado por la mala suerte. En Madrid de haber entrado la espada de otra manera habría agarrado algún trofeo, la suspensión de Pamplona, la lesión de cervicales... ha habido un punto de mala suerte pero ha habido otras cosas importantes y a tener en cuenta a pesar de haber sido una temporada en la que no ha sonado mi nombre y no ha tenido la repercusión de las anteriores.
Habla de que se ha dado cuenta de algunas cosas, ¿de cuáles en concreto?
No, yo digo que ha sido una campaña distinta desde un principio. Arrancas la temporada sin apoderado y en eso ya es distinta a las demás. Ha sido diferente el hecho de tener que afrontar la campaña yo solo, y eso ha sido duro y difícil. He toreado menos y cuando se torea menos hay menos posibilidades de triunfo.
Vamos por partes. La moneda salió cruz en Las Ventas y eso condicionó el verano.
Eso marca mucho. En la carrera de todos los toreros condiciona mucho Madrid, y más en una trayectoria como la mía que siempre he dependido de esa plaza. Esta campaña ha sido así. Siendo dos tardes con actuaciones importantes, pero no hubo esa posibilidad de triunfo. No salió un toro válido para Madrid. También es verdad que de haberme funcionado mejor la espada se habrían rentabilizado mejor mis actuaciones en la plaza de Las Ventas.
La presión de saber que iba sin apoderado a Las Ventas, ¿fue un extra de preocupación?
Lo noté. Soy un torero al que en ciertos momentos siempre le ha hecho falta un impulso del apoderado. Eso me ha pasado factura. Al final de temporada me acostumbré, pero en esas primeras ferias noté la falta de calor de tener a alguien al lado. Eso es lógico porque los toreros somos personas especiales y ante compromisos tan importantes como el de Madrid, el no tener ese apoyo se nota bastante. En algún momento lo he echado mucho en falta.
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No me puedo creer que no hubiera propuestas de apoderamiento para la temporada 2019.
Algo es verdad que hubo, pero no terminó de cuajar. No hubo esa persona con el entendimiento necesario para llegar a mitad de temporada con garantías. No encontré esa persona que me llenara para luchar juntos en una temporada que ya se veía que iba a ser complicada.
¿Se arrepiente de haber roto con algún mentor anterior?
Ahora mismo no es momento de pensar en eso. De las relaciones de apoderamiento que he tenido en mi carrera me quedo con lo positivo, porque todos me han aportado muchísimo. Ahora es el momento de buscar una persona que me haga seguir creciendo y me dé tranquilidad siempre.
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¿Hay negociaciones ya con alguien para 2020?
En ello ando ahora. No es fácil porque hay muchos toreros y una gran competencia, pero estoy en busca de alguien que se adapte a mí y yo a él. Hay que adaptarse a esta situación que me ha tocado vivir. Estoy en un momento en el que tengo que adaptarme a lo que se presente, no a todo pero a lo que mejor me venga dentro del mercado de posibilidades.
Hasta la mala suerte se cebó con usted en Pamplona.
Ha afectado y ha repercutido mucho en la temporada. San Fermín era un puerto de montaña de la temporada en el que estaban puestas todas las esperanzas, todas las ilusiones. Mi mentalización estaba para triunfar y reivindicarme en esa plaza, pero encontrarme con esa inesperada sorpresa hizo que todo fuera cuesta abajo.
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¿Qué pasó en verano para no entrar en Salamanca?
En Salamanca nunca se habló de ganaderías ni de toreros para el cartel en el que me iban a colocar en un primer momento, pero sí que se habló de cuál iba a ser mi sitio en la feria y yo desde ese momento, haciendo valer a lo que he hecho en esta plaza y a lo que me merezco, no lo vi real y decidí no torear. No ha sido por el hecho de no torear una cierta ganadería o no torear con determinado torero, sino porque no se estaba dando valor a los triunfos que siempre había tenido en La Glorieta.
Por la vía de la sustitución entró y cumplió con el objetivo de la puerta grande en La Glorieta, aunque con poca brillantez.
Ese era el sitio en el que me merecía estar desde el principio. Hice lo que debería hacer cualquier torero en mi situación. Luego ya salió el toro y esa tarde fue el reflejo de no estar toreando con continuidad. No es de las tardes con las que estoy contento por la brillantez esa de la que hablas. Esa tarde no hace justicia a lo que soy como torero, pero creo que ante las circunstancias me sobrepuse y salí a hombros un año más. Artísticamente esa tarde no estuve bien, pero era de las que no podía fallar y me tenía que tirar al carro del triunfo.
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¿Cómo se presenta 2020?
Hasta que no reestructure todo del tema del apoderado y esté asentado no puedo saber cómo se presenta la temporada. Ahora todo depende de la base. Es el momento de encontrar a la persona adecuada que me dé tranquilidad. Ese es el primer objetivo.
Si tuviera una persona en mente ahora mismo, ¿le importaría levantar el teléfono y pedirle ayuda?
Para nada, de hecho yo intento hacerlo de esta manera. Esas son las mejores formas de entenderse y que no haya problemas.
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