En primer término, dos de los cuatreños berrendos en colorao: A la izquierda Calcito, el número 34; y a la derecha, el número 36 llamado Vagón. JAVIER LORENZO

Galache, el genial misterio de Morante

Será el cuarto encuentro después del idilio que iniciaron en Ciudad Rodrigo en 2020 | El en recuerdo, la memorable tarde de 2021 en La Glorieta, cuando rescató del olvido al hierro de Hernandinos | Se encontrarán después en Corella

Jueves, 1 de septiembre 2022, 20:38

Nada más correr el cerrojo de la portera del cercado deslumbran cinco toros berrendos en colorado. Tres de ellos están reseñados para la corrida de Salamanca, dos parecen dos gotas de agua y traen de manera irremediable a la memoria el recuerdo de Gandillito. El Toro de Oro de 2022. El del reencuentro de la divisa de Francisco Galache con el mundo después de que Morante de la Puebla la resucitara para sacarla del injusto olvido en el que cayó sin motivo aparente. El diestro de La Puebla se encontró con un toro de Galache en el festival de Ciudad Rodrigo en febrero de 2020, descubrió sus bondades y exigió este hierro de manera incuestionable para su cita en La Glorieta en 2021. Había pasado una interminable pandemia por medio. Más tiempo y más largo se tuvo que hacer el haberse sentido casi como un hierro proscrito en las dos últimas décadas del nuevo siglo, sin saber muy bien porqué.

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El exagerada marginación a los berrendos de Hernandinos iba mucho más allá del coronavirus. En Salamanca hacía que no lidiaba un encierro completo, a pie, más de dos décadas. Y, en su retorno, dio argumentos más que sobrados no solo para volver a contar sino para generar la ilusión en los aficionados, cansado siempre de ver el mismo argumento, las mismas embestidas y el mismo tipo de toro de un mismo encaste. Ese fue uno de los retos de Morante: romper la monotonía del toro bravo y anunciarse con ganaderías de las más variadas sangres. Salamanca fue uno de sus principales escaparates y, en ese empeño, brotó la magia de una tarde inolvidable en La Glorieta. Repite su apuesta este año en una de las dos entregas que tiene firmadas en un doblete con sobrados argumentos y no menos alicientes. Cierra con los ‘cuvillos’ el 18 y abre el 16 con los ‘galaches’.

Estamos en Hernandinos, la mítica finca de Francisco Galache, en Villavieja de Yeltes, donde tantas largas etapas pasaba el eterno Manolete en sus visitas al Campo Charro.Noquerito24, Calcito 34 y Vagón 36 son los nombres y números de los tres berrendos en colorado reseñados para La Glorieta. Cuatreños los tres. Hay otros tantos más del guarismo 8, berrendos en negro con los más variados accidentes en el pelaje. Y media docena de cinqueños. Entre ellos, Chillón, número 23, un berrendo en cárdeno que es una auténtica pintura, una belleza. Fino de hechuras, impecable lámina, pelo limpio, larga hechura, bajo de manos, ligeramente ensillado, prominente cuello y acapachada cuerna. Ese es uno de los ojitos derechos de Paco, el mayoral que el año pasado, en el mismo encuentro, y en el mismo escenario, bebía los vientos por el que finalmente fue cuarto de festejo, el toro con el que Morante hizo diabluras en una obra mágica en la que lógicamente también mucho puso aquel Gandeotillo, berrendo en negro. No fue Gandillito, el toro al que desorejó Alejandro Marcos, pero también derrochó bondades que no serán fáciles de olvidar. Como tampoco es sencillo pasar por alto otra hermosura de toro, Grajillo, el número 7, cuatreño: bajo armónico, de fantásticas hechuras, berrendo en negro, lucero, de largo esqueleto y cortas manos; acapachada cuerna dentro de su fina expresión. Un toro de los que se meten por los ojos por su indudable belleza.

Algo parecido le ocurre a Noquerito, el número 24, uno de los tres berrendos en colorado. De mayor cuajo, mayor seriedad, pero no más belleza. Se la reparten a partes iguales. Más hondo en el conjunto, sin que esto quiera decir que tenga más trapío. Largo, redondo en sus formas, de manos casi pegadas al suelo, amplio morrillo, mirada paciente y movimientos pausados. Sobrada dimensión en la longitud del pitón, astifino casi desde la cepa, tocado arriba, las puntas del pitón rematan hacia dentro. Su pelaje es otro espectáculo. Careto, ojo de perdiz y bociblanco, calcetero en sus extremidades delanteras, coliblanco.

Los toros de Francisco Galache volvieron a La Glorieta el año pasado con un encierro, justo de fuerzas pero de bellas bondades que permitó hacer el toreo más delicioso. Este año, para el nuevo envite, hay reseñadas dos corridas de toros. La guerra sin piedad que estalló y dirimieron en cuanto pisaron el ruedo los galaches en el desenjaule dejó varias víctimas por el camino. Una imagen de tiempos pretéritos. Una guerra descarnada en el ruedo que ya no está tan bien vista ni genera tantos adeptos como hace décadas. La mentalidad ha cambiado y las sensibilidades también. Cotiza al alza más y mejor la delicatessen de las embestidas que custodia su sangre que la bravura incontenida de su genio en las peleas brutales ante lo desconocido. De la docena de toros sale una corrida para elegirla a capricho. Un lujo.

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El ganadero toma la palabra. Y desempolva los recuerdos. “Todo aquello que sucedió, no se si benefició o perjudicó. Lo que pasó es lo que está ahí, eso son datos objetivos. Este año veremos si va más gente o no al desenjaule, aunque lo cierto es que lo del año pasado fue un espectáculo un poco dantesco. Vamos con mucho miedo al desenjaule porque con nuestros toros nunca se sabe lo que puede pasar”, comenta Francisco Galache. De momento no tiene noticias de que vaya a haber algún cambio en el desenjaule para evitar que vuelvan a entrar en esa batalla abierta estos toros de sangre caliente. “Ese es el miedo que tenemos para poder lidiar la corrida completa, aún así este año hemos dejado más toros de la cuenta, dos corridas de toros, para asegurarla. Aquí todos queremos quedar bien”, comenta el responsable de uno de los encierros sobre los que están puestas grna parte de las miradas de la Feria. Ahora el reto que tiene es igualar, al menos, las buenas sensaciones logradas el año pasado. No quiere hacer caso a los que dicen que segundas partes nunca fueron buenas: “Pienso y trabajo para que sea todo lo contrario”, comenta Francisco Galache: “Esperamos que aquello sea el principio de algo más duradero. Esa es la ilusión con la que vamos. Vamos a poner toda la carne en el asador, y estamos muy ilusionados. Ojalá los resultados sean parecidos”. Dice Francisco Galache que la corrida reseñada para este año es “muy parecida” a la de 2021 y que el retorno a La Glorieta es “ilusionante”. “Esperemos que todo salga en la misma línea, hemos tenido más tiempo para preparar los toros. Por primera vez han comenzado a correrlos en el campo durante los últimos meses, práctica habitual hoy en las ganaderías de bravo pero que no se hacía en Hernandinos. Afirma sin pudor el ganadero de Hernandinos que la de 2021 sirvió para ponerles “otra vez en el mapa, había muchos que creían que Galache ya no existía y no era así”. Y respecto a Morante no puede tener más que gratitud: “No solo yo sino todo los aficionados. Ha hecho algo crucial, devolvernos la ilusión. Se ha echado la temporada a su hombros, va a sitios a los que las figuras no llegan, está haciendo un esfuerzo enorme. Y a nosotros, como ganaderos, no podemos más que ponerle un monumento”. En Salamanca será el reencuentro el día 16 y, luego, volverá a coincidir el 29 en Corella, con Emilio de Justo y Joselito Adame completando el cartel.

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