Sábado, 19 de septiembre 2020, 14:10
Santiago Martín Sánchez [18 de julio de 1938, Vitigudino], más conocido como ‘El Viti’, y “no hay mayor orgullo que se te conozca por el nombre de tu pueblo”, asegura uno de los mejores diestros de la historia del toreo. No duda cuando se le propone una entrevista como esta y sus primeras palabras son concisas: “por mi tierra lo que haga falta”. Su compromiso con Salamanca, y sobre todo con la tauromaquia charra es total, algo que agranda aún más su leyenda. Él es quién más veces ha abierto la puerta grande de Las Ventas, su palabra vale oro y confía de una manera sincera en el futuro del toreo salmantino.
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Todos se encuentran en una situación complicada, pero ¿cómo ve usted al mundo del toro actualmente?
Es cierto que no es la primera vez que la tauromaquia se encuentra en una situación tan difícil, pero anteriormente ha sido por cosas totalmente diferentes a esta. La pandemia que estamos viviendo, ha sido posiblemente una de las cosas más grandes que ha pasado en el mundo. A pesar de ello, el espíritu se está manteniendo en todos los profesionales del mundo del toro. No hay que culpar al Gobierno, porque las autoridades siempre han estado ausentes. Esto no es nuevo. Aunque ahora todos mis compañeros están pasando momentos muy duros, creo que ganarán siempre por el espíritu que reciben de la bravura del toro.
En estos tiempos, en los que nos falta algo, siempre existe añoranza y se recuerda el pasado. ¿Qué faena tiene en mente en este momento?
Siempre recuerdo con mucha cariño la primera de todas. Fue junto a mis paisanos, era una vaquilla en la época de los Corpus, y me transmite una añoranza... Todos los de mi pueblo se quedaron anonadados, y aunque no hay fotografías de ello me sacaron en volandas. Qué bonitos momentos. Las faenas todos son distintas, la diversidad en el toreo es lo que ha mantenido el estatus. Todos los diestros somos universalmente válidos, y aprendemos unos de otros. Luego, es el gran público el juez de todo. Hay una pregunta que define muy bien todo. ¿Cómo es posible que los aficionados se emocionen con toreros totalmente diferentes en una misma tarde? Pues así es, y sucede habitualmente en un coso. Esa es realmente la gran fuerza que ha tenido la fiesta de los toros siempre.
¿Qué echa de menos en el mundo del toro actual con respecto a su época?
Sin ninguna duda los encastes. Hay una escasez tremenda y es muy importante mantenerlo, al igual que están consiguiendo con Albaserrada o Santa Coloma, entre otros. También existen algunos que se encuentran dormidos, pero confío en que con el paso de los años resurjan, porque es algo esencial para el mundo del toro. Cabe destacar también que ha existido una mejora muy grande en la perfección del toro.
Con esta situación tan delicada, ¿teme que ganaderías y toreros jóvenes dejen de insistir en hacerse un hueco?
La tauromaquia salmantina ya tuvo años drásticos, se pasó por momentos complicados, pero siempre había ganaderos que surgían e iban reinventándose. Actualmente se han mantenido haciendo experiencias de mejoras, y ha sido gracias a la inteligencia, el amor y el sacrificio por conseguir un toro casi perfecto. Y bendito el que lo ha conseguido para poder actuar y conseguir la comunicación total con los públicos gracias a la bravura.
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Salamanca es un gran ejemplo a la hora de hablar de futuro: novilladas en La Glorieta, la Escuela...
Sinceramente, este verano me he emocionado viendo algunas de las novilladas del ‘Destino La Glorieta’. Y no solo ha sido por observar las ganas que tienen los que se ponen delante del novillo, sino que hay que ver también la ilusión con la que va todo el público joven que se da cita allí. Si esa simiente sigue ahí y surge estar en los sitios viendo a los que quieren llegar a ser torero, vamos por el buen camino. Ahora hay que lograr que no se duerma esta afición y que siga presente.
Y además, recientemente surgen nombres como Marco Pérez...
Tuve el placer de conocerlo, y es una persona muy especial. Parece que ha aprendido a torear antes que a andar. Ahora hay que ayudarle y animarle a que vaya engrandeciendo sus ilusiones. El mundo del toreo es muy personal, no puede ser algo de mandato, y Marco tiene que ir donde las ilusiones le marquen. Es muy importante que estas se vayan fortaleciendo. Si ves a alguien así no te queda más remedio que mantener la esperanza.
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¿Y usted confía entonces en el futuro del toreo charro?
Sin ninguna duda. Yo sí que confío en el futuro del toreo charro. En Salamanca se están haciendo las cosas bien, pero eso no quiere decir que no se comentan fallos. Es un mundo muy complicado, y al final el toro no habla, hace, y pone a cada uno en su sitio.
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