Varios cientos de aficionados se han dado cita este sábado en los aledaños de La Glorieta al reclamo de Julio Robles, veintiún años después de la muerte del maestro (2001). Su estela sigue viva. El sábado más cercano a cada 14 de enero brota con la añoranza de los recuerdos a uno de los toreros más queridos de Salamanca. La cita al mediodía fría y soleada ha reunido a numerosos aficionados que desperezaron los fríos del inviernos recordando faenas, momentos y triunfos de Robles en una plaza, la de La Glorieta, que le tuvo como una de sus principales debilidades.
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El alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo, junto a las hermanas del diestro recordado, Maribel e Isi, además de otros sobrinos y el presidente de su peña taurina, han depositado ramos de flores el recuerdo y homenaje del maestro, a los pies del monumento. La ofrenda floral más torera, que se mantiene en el tiempo más de dos décadas después de aquel domingo triste de enero en 2001 en el que Robles viajó a la eternidad para dar paso al nacimiento de la leyenda de un torero genial. En recuerdo de su paso por los ruedos, y tras la oración de Constantino Cascón, capellán de La Glorieta, Luciano Sánchez, presidente de la a federación de peñas Helmántica, ha leído extractos de dos crónicas de Joaquín Vidal, de Colmenar Viejo y Aranjuez, que reflejaban faenas memorables del maestro.
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