Lunes, 7 de marzo 2022, 21:58
Un juzgado de Vizcaya le condenó en el mes de enero de 2019 por haberse llevado a sus dos hijos de 7 y 5 años de edad y ocultarse con ellos en el término de Ledesma, donde a finales de septiembre de 2018 fue al fin localizado por agentes de la Policía Nacional, en colaboración con la Guardia Civil y la Ertzaintza.
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Según informan fuentes del caso a LA GACETA, este jueves volverá al banquillo de los acusados, en este caso al del Juzgado de lo Penal número Dos de Salamanca, acusado de un delito de atentado contra los agentes de la autoridad y otro leve de lesiones, como consecuencia del altercado que protagonizó con motivo de su localización y arresto en Ledesma durante el que insultó y amenazó incluso con quitarse la vida con los cordones de los zapatos mientras permanecía en la celda: “Quedaos con mi cara porque me veréis en la televisión muy pronto”, llegó a espetar a los agentes.
En el mes de septiembre de 2018, el acusado, un varón de iniciales L.N.G., saltó a las portadas con motivo de su detención en la plaza de Ledesma. Tras la denuncia de la madre de los pequeños, los agentes habían conseguido localizarle al fin, después de permanecer quince días en paradero desconocido y tras ser buscado por toda la geografía nacional.
El individuo fue entonces detenido por llevarse a sus dos hijos menores de edad, tal y como había denunciado su expareja y madre de los pequeños, con residencia en Vizcaya. Tras localizarles, los niños fueron entregados a su madre, con residencia en la provincia de Vizcaya.
Un juez condenó en sentencia del 21 de enero de 2019 a L.N.G. como autor de un delito de sustracción de menores. El próximo jueves volverá a ser juzgado, en este caso en los Juzgados de Colón, acusado de un delito de atentado por el que el fiscal le pide dos años de prisión y otro delito leve de lesiones por el que le pide 30 días de multa a una cuota de 12 euros (360 euros) y una indemnización de 40 euros a un agente.
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Señala el fiscal en su escrito de calificaciones provisionales que con motivo de su localización en compañía de sus dos hijos, L.N.G. tuvo que ser reducido tras oponerse a ser identificado por los policías, que se vieron obligados a reducirle, momento en el que les dijo: “Quedaos con mi cara porque me veréis en la televisión muy pronto”.
Una vez en la celda, empezó a dar golpes y a gritar diciendo que se iba a quitar la vida, que no podía respirar y que tenía los cordones de los zapatos que iba a utilizar para ahorcarse. Cordones que los policías tuvieron que quitarle finalmente al negarse él a hacerlo por sí mismo y permanecer en su actitud agresiva , llegando a tirar un vaso de agua que le habían dado los agentes, a revolverse e incluso a propinar un mordisco a uno de ellos.
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Con insultos del tipo “asesinos”, “gandules”, “sirvientes” o “vagos”, entre otras lindezas, siguió dirigiéndose a los efectivos policiales, arrojando igualmente el desayuno contra la pared, concluye el fiscal en su escrito de calificación provisional.
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