La fiscal del juicio de ‘la casa de los horrores’ mantiene su petición de 36 años para el acusado

El juicio de ‘la casa de los horrores’ llegó este miércoles al fin a su término en la Audiencia Provincial de Salamanca con el mantenimiento de los informes de las partes y las declaraciones de los testigos de la defensa, que prácticamente coincidieron con la tía de la menor que en la primera sesión manifestó que tras poner la denuncia la propia niña le había dicho que todo lo que había manifestado era mentira, que las acusaciones contra su marido habían sido por “celos” y que las lesiones que presentaba se las había hecho ella misma.

Según informan fuentes del caso a LA GACETA, la tercera jornada del juicio contra M.L.B. se prolongó hasta entrado el mediodía y entre otros testigos citados por la defensa declaró el abuelo de la pequeña, quien definió a la niña como “muy mentirosa y muy conflictiva”. Cabe recordar que, de acuerdo con el relato de hechos de la fiscal el abuelo sería precisamente el mismo que formalizó el acuerdo por el que el acusado y la niña contrajeron matrimonio por el rito gitano a finales del mes de septiembre de 2020 en Peñaranda de Bracamonte.

El resto de testigos declararon en similares términos refiriéndose a que las supuestas vejaciones y malos tratos a los que el acusado sometía a la menor no habían sido tales.

Así las cosas, el juicio quedó visto para sentencia con la petición de la fiscal de 36 años de prisión para M.L.B. que le acusa de un delito contra la libertad sexual continuado a menor de 16 años, un delito de maltrato, ocho delitos de lesiones agravadas, un delito de tratos inhumanos y degradantes, un delito continuado de amenazas graves y un delito de maltrato habitual con uso de armas y en domicilio común.

Así como la de absolución por parte de la defensa, que insistió en la inocencia de su cliente y en que el procedimiento ha sido fruto de una invención de la menor. Menor que en la actualidad cuenta ya con quince años de edad y que permanece en paradero desconocido tras haberse fugado del centro en el que se encontraba alojada.

El acusado tan solo aprovechó su último turno de palabra para manifestar que no tenía nada más que decir que lo que ya había dicho su abogado.

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