Jaime Giménez Arbe, ‘El Solitario’. ARCHIVO

‘El Solitario’: del atracador más huidizo a limpiar su módulo en el penal de Topas

Con una llamativa melena rubia, Giménez Arbe llegaba a mediados de diciembre a Salamanca.

Martes, 17 de marzo 2020, 10:15

A mediados de diciembre llegaba a la cárcel de Topas. Su llamativa melena rubia y su dilatado historial, que le hacían aparecer entre todas las medidas de seguridad, no le dejaban pasar inadvertido. Jaime Giménez Arbe, el astuto y huidizo delincuente, uno de los atracadores de bancos más peligrosos de la Historia de España -en su última condena le impusieron 47 años de prisión por asesinar a dos guardias civiles el 9 de junio de 2004 (20 años por cada uno de ellos) y 7 años más por tenencia ilícita de armas- se ocupa a día de hoy de mantener limpio su pabellón del centro penitenciario, uno de los módulos de respeto, el número 13.

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Fuentes penitenciarias han informado a LA GACETA de que su traslado al módulo 13 se produjo recientemente, tras pasar por al menos otras tres ubicaciones en el penal (el módulo de Ingresos y otros dos más). Considerado uno de los módulos de respeto del penal donde convive con un buen número de internos que cumplen tareas en talleres productivos del centro penitenciario. Pero él no, a Giménez Arbe le ha sido encomendada la misión de mantener en perfecto estado de aseo el módulo.

Un desempeño que se centra en las dependencias comunes de todos los internos que lo comparten, como son el comedor -limpieza al terminar el desayuno, la comida y la cena-, la sala de televisión, el patio y las galerías. Quitar la basura, barrer y fregar es por tanto ahora el único cometido del que además de un sangriento historial distingue una inteligencia que durante años mantuvo en jaque a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de todo el país.

“Normalizado”, así definen las fuentes consultadas su comportamiento en el centro penitenciario salmantino. Su día a día pasa sin llamar la atención, ni para bien ni para mal. Y es que aún estando catalogado como FIES (siglas de Ficheros de Especial Seguimiento, un régimen especial con mayor control y vigilancia sobre el interno en cuestión) y sin haber obtenido por ahora ninguna visita ni por supuesto permiso de salida, su día a día transcurre en la cárcel salmantina con total normalidad.

Ególatra, paranoico, buen tirador, histriónico, amante de la música, autodidacta, frío, cerebral, metódico, inteligente, solitario... así lo definía el diario El País en agosto de 2018. Adjetivos que no se quedan cortos a la hora de definir a uno de los delincuentes más importantes de la Historia de España, al atracador número 1.

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El ladrón de sucursales bancarias más astuto de España. Durante siete años, todos sus robos los cometía sin fallos y no dejaba ningún tipo de huellas, lo que tuvo en jaque a Policía Nacional, Guardia Civil y todos los cuerpos de seguridad hasta el año 2000. Aquella vez, recuerda el citado diario, logró escapar después de un tiroteo nada más asaltar una oficina bancaria en un pueblo de Castellón. La larga carrera criminal acabó en 2007, cuando fue detenido en Portugal. Tres años antes, había asesinado a tiros a dos guardias civiles de Tráfico en Navarra.

Tras su paso por diferentes prisiones y una nueva condena a añadir a su historial, 47 años de prisión, a mediados de diciembre el madrileño Jaime Giménez Arbe era trasladado procedente de la prisión de Villahierro, en Mansilla de las Mulas (León), al centro penitenciario de Topas.

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Lo hacía ya con la clasificación de interno en ‘segundo grado’, lo que en teoría le permite tener derecho a beneficios penitenciarios, aunque en la práctica no podrá salir de la cárcel hasta 2026, ya que el total de sus condenas refundidas supera los 100 años y los beneficios penitenciarios se aplican sobre esta cifra y no sobre los 25 máximo de prisión que cumplirá. No obstante, ‘El Solitario’ podría salir en seis años si así lo solicita por motivos de edad al cumplir los 70 años: el 12 de enero cumplió 64.

Giménez Arbe ha sido condenado en firme al menos tres veces por sentencias del Tribunal Supremo, en el asunto más grave por el asesinato de dos guardias civiles en Navarra, por lo que le se le impusieron 47 años de prisión (20 años por cada asesinato y 7 más por tenencia ilícita de armas). En los otros dos casos tuvo condenas de 13 años de prisión (robo, lesiones y tenencia ilícita de armas) y 5 años y 3 meses (robo y falsedad documental).

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