Viernes, 3 de enero 2020, 19:07
La juez ha dejado en libertad provisional al salmantino de 39 años detenido por asaltar a una compañera de piso, de nacionalidad china y de 23, con los pantalones bajados e intentar agredirla sexualmente tras espetarle algo así como: “Tú y yo juntos esta noche”. Eso sí, conforme a los protocolos establecidos, la magistrada le ha impuesto una medida de alejamiento que le impide comunicarse por cualquier medio y aproximarse a menos de 500 metros a la chica.
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Fuentes del caso han informado a LA GACETA que tras su arresto, el salmantino pasó la noche del lunes al martes en los calabozos policiales de la calle Jardines, donde se acogió a su derecho a no declarar ante los agentes que llevan a cabo la investigación.
El martes, día 31 de diciembre, el varón fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número Tres de Salamanca, que en ese momento se encontraba de guardia, por un presunto delito contra la libertad sexual.
En su comparecencia ante la juez, el joven negó las acusaciones contra él y se manifestó inocente de los hechos denunciados por la joven, que conforme a la versión del varón de lo ocurrido podría haber malinterpretado sus intenciones.
Tras ello, el varón fue puesto en libertad provisional mientras continúa adelante la instrucción del procedimiento, con la imposibilidad de comunicarse y acercarse a la joven, lo que ha conllevado que lógicamente haya tenido que cambiar de domicilio.
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Tal y como avanzó este diario este jueves, los hechos tuvieron lugar a última hora de este lunes, 30 de diciembre, en un domicilio de Salamanca situado en el centro y que ambos compartían con otras personas. Por suerte, tras el presunto asalto la víctima pudo zafarse y salir al pasillo desde donde pidió auxilio a gritos hasta que otro compañero salió en su ayuda.
Agentes de la Policía Nacional detuvieron instantes después al presunto agresor sexual, al que sorprendieron bebido y amenazando de muerte a gritos a la joven y al compañero que la auxilió.
Cuando los policías llegaron, encontraron al varón frente al portal de la vivienda que además de proferir graves amenazas e insultos contra sus compañeros de piso, portaba entre sus ropas unas tijeras. Llevaba los pantalones desabrochados, con la bragueta abierta y el cinturón mal puesto.
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Cuando se entrevistaron con la joven, ésta les contó lo que acababa de ocurrir. Muy nerviosa y todavía asustada, les dijo que estaba en el salón con el ordenador, mientras que el presunto agresor sexual bebía cerveza en el sofá y comenzó a decirle que tenían que pasar la noche juntos. Acto seguido, él se levantó, apagó la luz y cerró la puerta, ante lo que ella se asustó y encendió otra vez la luz.
Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que el varón, que llevaba los pantalones bajados y con su miembro fuera, se acercaba a ella hasta que consiguió agarrarla por un brazo, diciéndole cosas del tipo: “Tú y yo juntos esta noche”.
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