Jueves, 2 de junio 2022, 19:58
La acusada de matar a su bebé tras dar a luz en 2015 en su casa de Yecla (Murcia) ha sido condenada a 15 años de prisión por un delito de asesinato, con la agravante de parentesco y la atenuante de dilaciones indebidas, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJMU) en un comunicado.
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Así lo ha dictaminado el magistrado presidente de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, Juan del Olmo. Cabe recordar que el jurado declaró previamente a la acusada culpable de un delito de asesinato con la agravante de parentesco.
A la hora de individualizar la pena a imponer, que va de 15 a 20 años de prisión, el magistrado entiende que la alevosía (que lleva a la aplicación del asesinato) viene dada por el grado de desvalimiento que supone “la causación de la muerte de una persona recién nacida, incapaz de reaccionar y defenderse ante una actuación contra la misma (ya activa, ya omisiva), incluso atendiendo a la posición de garante que adquiere la progenitora respecto a su hija recién nacida”.
Además, considera que no puede desconocerse que el transcurso de siete años de tramitación del procedimiento “ha determinado que quien cometió el delito con 18 años (una estudiante que vivía con sus padres), tenga en la actualidad 25 años, habiendo cambiado por completo sus circunstancias personales, familiares y vitales”.
En consecuencia, se entiende que procede compensar ambas circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, e imponer la pena en su extensión mínima, de 15 años de prisión, “ya de por sí de entidad temporal bastante para responder al grado de reproche penal derivado del delito cometido”.
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Según los hechos declarados probados en el veredicto emitido por el tribunal jurado, el día 11 de mayo de 2015, en hora no precisada, la acusada, encontrándose en el domicilio familiar en Yecla (Murcia), donde vivía con sus padres, se dirigió al cuarto de baño más grande de la vivienda, y sin solicitar asistencia o ayuda de nadie, dio a luz a una niña, sana y sin malformaciones, que respiró, pesó 2.570 gramos y midió 48 centímetros.
Y, “tras colocar sobre el cuerpo de la niña viva la toalla que la tapaba por completo, ocluyendo su respiración, no asistió a la niña y tampoco solicitó ayuda de nadie para ésta, consciente que la niña no recibiría atención alguna en esos primeros momentos de vida, cruciales para su supervivencia, a sabiendas que con ello produciría la muerte de la niña”.
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En la sentencia, el magistrado ponente destaca que en el acta “se aprecian con nitidez los elementos de convicción tenidos en cuenta por el Jurado para la emisión de su veredicto, engarzando y reforzando unos con otros”,
La resolución no es firme, contra ella cabe recurso de apelación ante la Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia.
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