Carros volcados a la puerta de un supermercado de Peñaranda donde intentaron robar ARCHIVO

A golpes en el súper por queso y unas pilas

La agresión a una empleada de Puente Ladrillo no es la primera y los comerciantes muchas veces se juegan el tipo para evitar un robo

Lunes, 17 de octubre 2022, 00:10

Ni fue el primero ni, desgraciadamente, será el último. El jueves una mujer de 55 años y su nieta de 18 fueron detenidas por agredir a la empleada de un conocido supermercado de Puente Ladrillo, donde intentaron robar.

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Se fueron con las manos vacías y huyeron en el coche del marido de la primera, donde luego la Policía encontró efectos presuntamente sustraídos de otro negocio. La empleada fue zarandeada y acabó con arañazos. No es la única. Golpes, muerdos, tirones de pelo y patadas han sufrido en ocasiones los empleados salmantinos para evitar que les robaran. En definitiva, jugarse el tipo por unas simples pilas, aceite o bebidas alcohólicas.

En febrero un conocido delincuente volvió a ser detenido por llevarse efectos de un supermercado situado en el paseo de Carmelitas sin pasar por caja y al ser perseguido por dos empleados que le sorprendieron, sacó una navaja y propinó una patada a uno de ellos. Otra ladrona en julio, en la calle Islas Canarias, respondió de manera violenta cuando fue interceptada por los empleados al rebasar la línea de cajas con artículos. Les agredió con el bolso, les propinó patadas y puñetazos y acabó mordiendo en el brazo a uno de ellos. Todo a la vez que profería amenazas hacía los trabajadores.

Precisamente la intimidación es otro de los problemas a los que tiene que hacer frente este colectivo. En 2015, a la salida de un juicio, la Policía Nacional detuvo a una pareja por amenazar con agredir a la dueña de un supermercado que les denunció tras un robo. “Te vamos a pegar una paliza. Esto te va a salir caro. Sabemos dónde trabajas y te vamos a reventar el coche”, le llegaron a decir. “Es un peligro porque algunos supermercados tienen vigilante pero otros más pequeños no y cuando paras a alguien porque has visto que se ha metido algo en la mochila tú no sabes cómo va a reaccionar o si lleva encima un cuchillo. Pero es que si no lo haces van a volver”, lamenta un trabajador salmantino. Cabe recordar que a finales de 2018 un encapuchado, empuñando una navaja, abordó a la empleada de un supermercado de Garrido que llevaba la recaudación al banco.

Pese a este caso, normalmente la cuantía de los artículos sustraídos es mínima y ello hace que muchos responsables opten por no denunciar a la Policía. Entre los objetos que han sido hurtados en comercios de Salamanca, además de los clásicos perfumes, destacan quesos, pilas, una bolsa de piñones, preservativos, champú, cuchillas de afeitar o aceite. De hecho, en una ocasión, como publicó este medio, una mujer intentó salir de una tienda con una caja de langostinos entre las piernas.

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