Martes, 20 de agosto 2019, 15:50
Desde hace un tiempo estamos empezado a escuchar con mucha frecuencia el término “comida real” o “real food”, pero ¿a qué viene esta fiebre? Por un lado, al novedoso proyecto que Carlos Ríos, un joven nutricionista de Huelva propone, y que se ha vuelto un auténtico fenómeno viral y, por otro, y ligado a lo anterior, porque un gran sector de la población está empezando a valorar de forma más consciente qué es lo que está utilizando para alimentarse.
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El proyecto ‘realfooding’ plantea una alimentación a base de productos naturales, los de toda la vida, aquellos que hayan tenido un mínimo o nulo procesamiento industrial, evitando así los efectos insanos que provocan estos procesos en la comida. Para entender, por tanto, lo que es la comida real solo tenemos que pensar en lo que se consumía antes en la época de los mercados tradicionales: verduras, frutas, legumbres, carne, pescado, huevo, leche fresca... Podemos pensar que esto es lo que estamos incluyendo en nuestra dieta, porque en esencia son los alimentos básicos, pero a lo mejor no lo estamos haciendo de la forma correcta, sino que compramos fruta en almíbar o salchichas o la infinidad de posibilidades de ultraprocesados que las grandes superficies nos ofrecen.
De primeras, podría parecer que esta dieta es muy aburrida y que, reduciendo nuestro consumo a los productos naturales, nos quedamos sin opciones, pero aunque probablemente reduciríamos bastante nuestro abanico de posibilidades, todo sería en nuestro propio beneficio y, además, no tendríamos que quitar automáticamente los productos procesados, sino conocer cuáles son los que podemos consumir con moderación y cuáles debemos descartar automáticamente.
Según explica Carlos Ríos en su página web el buen procesado es “El producto que suele estar envasado y lleva etiqueta nutricional donde se leen entre 1 a 5 ingredientes, entre los cuales no se encuentran cantidades significativas (menor o igual al 5-10% del total) de azúcar, harina refinada o aceite vegetal refinado”. Dentro de esta categoría es donde encontramos alimentos como los yogures y lácteos fermentados, los panes integrales 100%, el chocolate negro o cacao en polvo >70%, las legumbres de bote, el jamón ibérico de bellota o las comidas reales congeladas o al vacío.
Por último, tendríamos los ultraprocesados que son los enemigos directos de una dieta real y beneficiosa para la salud que suelen tener cinco o más ingredientes y entre ellos se encuentran las harinas refinadas, los aceites vegetales refinados, los azúcares añadidos, los aditivos y la sal. Por lo tanto, toda la bollería, los zumos envasados, las pizzas industriales, salsas comerciales, patatas fritas y snacks salados y un largo etcétera serían las opciones que deberíamos de tachar automáticamente de nuestra lista de la compra.
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