Lunes, 26 de julio 2021, 19:28
Ponerse unas gafas de sol es más importante de lo que se llega a pensar. La protección solar puede evitar y prevenir enfermedades oculares, algunas de ellas tan graves que pueden provocar la pérdida de visión y acelerar los procesos propios del envejecimiento ocular. Las lentes deben estar siempre homologadas y solo adquirirlas en establecimientos sanitarios autorizados que garanticen la calidad de los filtros y la salud del usuario durante su uso.
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El cuidado de nuestros ojos debe mantenerse durante todo el año, pero aún más ahora, en verano, cuando también se realizan un notable numero de desplazamientos por carretera y se incrementa el riesgo de accidentes de tráfico por la pérdida temporal de visión en la vía. Por ello, el delegado del Colegio de Ópticos y Optometristas de Castilla y León (COOCYL) en Salamanca, Mariano Luengo, recomienda “el uso de gafas polarizadas a los conductores que están mucho tiempo en carretera para evitar el deslumbramiento y el reflejo de la luz que se produce al atardecer y al amanecer”.
En lo que no cabe duda es la necesidad de que las gafas que compren los usuarios estén homologadas y hayan pasado los estándares mínimos que exige Europa. “Las gafas de sol deben estar homologadas dentro del circuito óptico. Es mejor no llevar nada a llevar unas gafas de mala calidad, porque puede llegar a producir alteraciones en la retina de por vida”, recalca Marino Luengo.
Sobre la polarización, el delegado de COOCYL, apunta que son “una ventaja añadida” pero también comenta que aparte de ser muy útiles para conductores, también lo son en zonas marítimas ya que “el reflejo del agua y la arena afecta e incide mucho en nuestros ojos“. Además, deja claro que, “dependiendo de la persona, hay gafas que sin ser polarizadas son igual de aconsejables”.
Según el COOCYL, la radiación ultravioleta es un factor de riesgo para los ojos hasta tal punto de poder desencadenar en problemas de visión progresiva o degeneraciones maculares. Los rayos UVB pueden provocar lesiones corneales, como queratitis, y en la conjuntiva, como pterigión o pingüecula. La radiación solar puede llegar a producir cataratas debido a la opacificación del cristalino, e incluso a “quemar” la zona foveolar de la retina. Además, se ha comprobado la relación que tienen los rayos ultravioletas con la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). En casos extremos, no protegerse de forma adecuada puede llegar a desarrollarse un cáncer en la piel de los párpados.
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En definitiva, todo aquel que necesite comprar unas gafas de sol debe hacerlo de manera responsable y, como subraya Mariano Luengo, debe “acudir a un óptico optometrista para que asesore al usuario acerca de que le beneficia más”, porque, la protección solar, es imprescindible para los ojos.
Todas las gafas de sol deben estar homologadas dentro del circuito óptico y cumplir con una serie de requisitos mínimos. Tiene que aparecer la marca de conformidad europea (CE), poder identificarse el fabricante o distribuidor de la UE y añadir la referencia del modelo de gafa. Las lentes deben reducir la luminosidad e intensidad del espectro, por lo que debe estar presente la categoría del filtro solar que poseen del 1 al 4.
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