Martes, 23 de julio 2019, 16:43
Las altas temperaturas conllevan avisos constantes sobre la necesidad de hidratarse correctamente para evitar problemas eventuales. Sin embargo, suele dejarse de lado el fenómeno contrario a la deshidratación: la sobrehidratación.
Publicidad
Aunque la secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), Andrea Calderón, reconoce a Infosalus que “Es difícil que una persona se sobrehidrate, pero existe la posibilidad cuando bebe más agua de la que necesita de forma prolongada”, especifica la también dietista-nutricionista, que puntualiza que el riesgo de sobrehidratación actualmente es más alto “debido a la fama que ha ganado el beber mucha agua en dietas de adelgazamiento”.
La razón es que muchas personas creen que “así perderán peso más rápido, evitarán la retención de líquidos o se deshincharán cuando se sienten hinchados o pesados”, continúa la experta. Todo esto no es cierto. “La ingesta de líquidos ayuda a evitar la retención de líquidos, pero beber de más no va a hacer que nos deshinchemos más, y mucho menos que perdamos peso o movilicemos grasa como es común leer en algunos ‘blogs’ no científicos”, alerta Calderón, que cifra en entre siete y nueve litros diarios la cantidad de líquido a ingerir en un día para alcanzar la sobrehidratación.
Una persona no sólo puede sobrehidratarse con agua: cuentan todos los líquidos. En concreto, productos fuentes de agua, “especialmente algunos complementos deportivos o dietéticos o un consumo de infusiones o té, incluyendo refrescos zumos...”, puntualiza Calderón.
No obstante, un consumo muy elevado de agua, considerado como intoxicación por agua, puede derivar “en un riesgo cardiovascular, especialmente en deportistas de élite o de alta competición o en personas con trastorno de potomanía”, según Calderón, que son los grupos de riesgo en este sentido. En este caso, “si la sobrehidratación es considerable, puede llevar a un fracaso cardíaco e incluso la muerte”, sostiene la experta.
Publicidad
En cuanto a los síntomas, “a nivel físico, la persona puede notar la sobrehidratación porque sienta calambres derivados de problemas musculares y, si la complicación es mayor, problemas cardíacos. A nivel cerebral, también puede causar estragos que se notarían en principio con aumento de la presión intracraneal, cefaleas, náuseas, vómitos y malestar digestivo en general. Además, la sobrehidratación, al igual que la deshidratación, puede conllevar confusión mental, somnolencia o fatiga ...
Para paliar la sobrehidratación, la dietista-nutricionista considera que lo primero que hay que hacer es acudir a un médico para que lo diagnostique y paute el tratamiento acorde. “Habría que restringir la ingesta de líquidos pautada por un profesional sanitario”, especifica Calderón.
Publicidad
En general, el mensaje que ha de quedar claro es que el organismo tiene un mecanismo adecuado que avisa de cuando se necesita beber y regula el balance hídrico. Por lo tanto, “la mejor recomendación respecto al consumo de agua es ‘bebe cuando tengas sed” y, si se te olvida o bebes menos de la necesaria, añadiríamos tener una botella de agua a mano y se controle beber cada cierto tiempo un trago”, concluye la secretaria científica de la SEDCA.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.