Sábado, 11 de diciembre 2021, 14:13
Las consecuencias que puede acarrear el consumo de alcohol son en su mayoría conocidas. Sin embargo, beber puede ayudar en ciertas ocasiones a descubrir enfermedades que de otra manera no se hubieran podido diagnosticar de forma prematura. Es el caso del cáncer de linfoma.
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Se trata de un extraño tipo de cáncer de la sangre, más habitual en los jóvenes, cuyos síntomas pueden ser la aparición de un bulto en el cuello, la axila o la ingle, pérdida de peso, sudoración nocturna, picazón constante o excesiva fatiga sin motivo. Existen unos 60 tipos de linfomas, agrupados en dos tipos: Hodgkin y no Hodgkin. En el caso de este síntoma producido por la ingesta de cerveza, solo se observa en personas con linfoma de Hodgkin.
Uno de cada 20 pacientes que padecen esta enfermedad sufre un dolor en los ganglios linfáticos, glándulas situadas en el cuello, la axila o la ingle, al tomar un trago de cerveza. Esto sucede, como indica el doctor Graham Collins, hematólogo consultor de la Fundación NHS de los Hospitales de la Universidad de Oxford, porque los ganglios están “repletos de células anormales” cuando sufres este cáncer.
“El alcohol puede relajar los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a un aumento adicional de la presión dentro de los ganglios linfáticos, ejerciendo presión sobre la cápsula circundante y causando dolor”, declaró Collins a The Sun. Además, añadió que las mujeres con este linfoma son más propensas a sentir este dolor, el cual “varía de ‘doloroso’ a ‘punzante’, y la intensidad varía de leve a insoportable, lo que obliga a algunos pacientes a dejar el alcohol por completo”.
Algunos pacientes también han informado que toman analgésicos cuando beben, sin saber que el dolor es una señal que les está avisando de una enfermedad mortal.
Un caso llamativo es el registrado en Nashville (Tennessee, Estados Unidos), donde un hombre de 31 años había estado tomando ibuprofeno durante meses cada vez que bebía. Cuando acudió al hospital, explicó que sentía un dolor severo en el pecho minutos después de ingerir varios sorbos de alcohol.
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El hombre también sufría fiebres, sudores nocturnos y cansancio general cada poco tiempo, según contaron los sanitarios. Los escáneres mostraron que el joven tenía una masa en el pulmón y una biopsia de un ganglio linfático en la tráquea confirmó el diagnóstico de linfoma de Hodgkin. Afortunadamente, los médicos comenzaron a aplicarle un tratamiento de quimioterapia que le salvó la vida y le permitió volver a disfrutar de la bebida sin dolor.
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