Lunes, 29 de marzo 2021, 14:24
El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, ha visitado este lunes la culminación de las obras de consolidación y puesta en valor de la ‘Noria de sangre’, ubicada en la margen derecha del Tormes, en el barrio de Huerta Otea, con un presupuesto de 50.000 euros. Se trata de una estrategia enmarcada en la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI) Tormes+, que en total cuenta con cerca de 24 millones de euros, cofinanciados por fondos Feder y el Ayuntamiento de Salamanca gracias a las políticas de cohesión de la Unión Europea para la regeneración urbanística, medioambiental y sociocultural de los barrios trastormesinos de la ciudad.
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Carlos García Carbayo destacó la actuación que se ha llevado en la noria, hallada intacta en el año 2013 durante un proceso de demolición de construcciones situadas en suelo municipal. Ha sido inventariada y protegida al reconocerse el alcance de sus valores culturales, pues es uno de los hallazgos relevantes del patrimonio etnográfico de la ciudad, puesto que se trata de un vestigio de la época en la que el Tormes era centro económico polivalente de primer orden y clave para regar las huertas aledañas. Esta noria contaba con sistemas de tracción animal para conseguir la extracción de agua.
Según explicó el alcalde, la actuación ha consistido en la limpieza de muros de mampostería, con la reposición de mapuestos y ripios, instalación de señales informativas, una puerta de acceso y una barandilla para facilitar la visita al pozo y la acequia.
La intención del Ayuntamiento es que la noria forme parte de visitas guiadas junto con otros elementos importantes del Tormes, pendientes de autorización por parte de la CHD como la Fábrica de la Luz, que se convertirá en Centro de Interpretación del Tormes, así como las pasarelas aledañas.
En este sentido, el alcalde se mostró reivindicativo con la CHD por la importancia de los permisos para acometer las obras, sobre todo porque tienen fondos europeos.
Único vestigio intacto
La Noria de Sangre, encontrada intacta en el año 2013 durante un proceso de demolición de las construcciones situadas en suelo municipal, fue inventariada y protegida al reconocerse el alcance de sus valores culturales, pues es uno de los hallazgos más relevantes del patrimonio etnográfico salmantino por estar intacta, sin haber sufrido ninguna intervención anterior que haya podido menoscabar sus valores de autenticidad.
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Se trata del único vestigio de la época en la que los ríos fueron centros económicos polivalentes de primer orden que acogían no solo industrias de transformación (textiles, batanes), sino también domésticas (lavado de ropa) o primarias como la agricultura (norias) o la pesca.
Uno de los elementos que pueden encontrarse en las márgenes del río son las ‘norias de tiro’ o ‘norias de sangre’, parte del conjunto de construcciones hidráulicas tradicionales que empleaban sistemas de tracción animal y se destinaban a la extracción de agua de la capa freática para el regadío de las huertas próximas. Eran muy abundantes en los alrededores de la ciudad y originalmente estaban dotadas de maquinaria de madera que, avanzado el siglo XX, fue sustituida por motores de bombeo.
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