Miércoles, 15 de abril 2020, 20:37
El día antes de su llegada, la UCI del Hospital de Soria estaba tan saturada que tuvieron que enviar a uno de los pacientes a La Rioja. La pequeña plantilla tampoco podía aguantar que el coronavirus siguiera poniendo en cuarentena a más compañeros. Por eso cuando los cardiólogos de Salamanca Pedro Luis Sánchez, Eduardo Villacorta y David González pisaron el centro hospitalario el pasado jueves el recibimiento fue colosal. “Cuando les decimos que somos voluntarios, aún nos lo agradecen más. Al principio no se creían que viniéramos de fuera a echarles una mano. El agradecimiento ha sido abrumador”, reconoce Eduardo Villacorta, después de varios días de trabajo en el servicio de Medicina Interna soriano.
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“Estamos sin fecha de regreso. Me lo preguntan muchas veces y siempre digo que estaremos hasta que nos sintamos útiles”, señala el cardiólogo que junto a sus compañeros se ofreció para ayudar en un momento tan difícil en Soria, donde su hospital ha soportado una de las mayores presiones asistenciales de España por la pandemia. Tomó la decisión después de dos guardias de Cardiología en Salamanca tediosas. “Desde el estado de alarma apenas acuden pacientes de Cardiología y, como mis compañeros, soy muy movido y no podía estar allí sin hacer nada”. Así que hicieron la maleta y, como la canción de Gabinete Caligari, fueron “camino Soria”, donde se alojan en una residencia de la Junta, repleta de voluntarios como ellos, residentes, profesionales del SAMUR y del Ejército.
Para Villacorta la decisión fue fácil. “Estaba solo en Salamanca porque mi mujer está embarazada y al principio, cuando no había muchos casos, decidimos que se marchara porque sufría mucho estrés mental y psicológico solo de pensar que podría contagiarla. Por eso me daba igual estar en Salamanca que en Soria”.
Reconoce que le sorprendió lo bien organizado que está el Hospital de Soria y no podrá olvidar la falta de cariño que arrastran los pacientes. “Se sienten muy solos. Hay una mujer que pregunta por la familia y cuando está agobiada intenta darte la mano para obtener algo de ese calor humano”. Tampoco podrá olvidar que entre las camas de la UCI hay gente no tan mayor. “Impresiona mucho ver a varios hombres de entre 47 y 52 años”. Los especialistas del Hospital de Salamanca llegaron junto a 20 profesionales sanitarios del SAMUR de Madrid, pero los “salmantinos” dejarán su impronta. Durante estos días han organizado una unidad de ventilación no invasiva a imagen y semejanza de la que ha desarrollado en el Clínico la neumóloga Amparo Sánchez.
“Nos pusimos en contacto con ella para crear una unidad como la suya para pacientes que tengan que ingresar en la UCI o los que lleven mucho tiempo en ella y, aunque ya hayan salido, sigan aún malitos”. Así, montaron la unidad de cuidados intermedios en la que este lunes ya tenían cinco pacientes ingresados. “Es como un paso previo al traslado del paciente a la UCI, donde se le proporciona oxígeno masivo cuando lo necesita con una mascarilla especial”, aclara Villacorta. Este tratamiento a veces evita el ingreso en cuidados intensivos y otras veces lo retrasan. “Van a la UCI en en mejores condiciones porque les tenemos muy controlados”, aclara el cardiólogo. “Estamos involucrando al personal de aquí para que cuando volvamos, no podemos estar aquí meses y meses, ellos puedan llevar la unidad”.
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