Viernes, 26 de agosto 2022, 15:21
Sonia González no olvidará el 15 de septiembre de 2020 de su memoria. Para la humanidad es un año marcado por la pandemia, pero para ella fue el momento en el que empezó a trabajar en la formación dual en los viveros de El Arca en Asprodes.
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Esta modalidad de trabajo permite compatibilizar la formación con clases teóricas con el trabajo activo en los viveros. “Fue un momento de mucha alegría”, reconoce. El paso dado por Sonia lo realizó tras estar en el centro educativo de ‘Los Tilos’ también de Asprodes. Ahora con 22 años presume de trabajo. Se ha hecho una especialista en máquinas. “Manejo el uso de todas las máquinas: desbrozadora, cortacesped, segadora y he aprendido el control y el cuidado de muchas plantas”, reconoce. Su discapacidad solo ha sido vista como un límite por la sociedad, no por ella misma. “Por tener una discapacidad no eres diferente y yo por lo menos no me pongo ningún tipo de límites”.
Uno de los momentos más felices fue recibir la primera nómina. Abrió la carta y con ese dinero se compró una pulsera de actividad, un complemento que más allá de la cuantía económica le hizo más ilusión ya que lo había obtenido gracias a su propio esfuerzo. “Disponer de mi dinero es muy importante. Hasta ahora he dependido completamente de mi madre”, reconoce. De hecho, su buena experiencia en los viveros de El Arca ha provocado que su hermano, Iván, vaya a iniciar su mismo camino también en los viveros de Asprodes.
Si el cuidado de las plantas es una parte importante de su trabajo, una de las fases que más están valorando tanto sus compañeros como sus superiores es la venta al público. Junto a los viveros se han instalado los huertos urbanos del Ayuntamiento de Salamanca y muchos de los participantes acuden allí para comprar plantas de siembra. “Durante agosto ha vendido mucho y se ha convertido en una especialista”, describe Nuria Vicente, persona de apoyo para personas con discapacidad de Asprodes, que destaca el éxito de esta iniciativa que permite el doble aprendizaje y estabilizar empleo en los propios viveros u salir a la empresa ordinaria con los requisitos exigidos de profesionalidad para la obtención de un empleo.
Las habilidades en la venta al público han hecho que Sonia quiera mejorar también en esas facetas e incluso se ha planteado otros oficios como el de ordenanza, para el que no descarta el empleo público. “Ahora estoy bien en la jardinería, pero no descarto en un futuro buscar un puesto de ordenanza o presentarme unas oposiciones a las que han ido otros compañeros”, relata.
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Sonia reconoce que la sociedad ha avanzado mucho y que pocas veces ha sufrido discriminación. Sin embargo, sí recuerda como en una cofradía de Salamanca se negaron a que cargara un paso en Semana Santa por razones de discapacidad. “Nos dijeron que no podíamos”, lamenta mientras que Nuria Vicente se pregunta dónde se encuentra la incompatibilidad entre cargar un paso y una discapacidad intelectual. Mientras que unos no podían, otros no vieron problema y ambos hermanos entraron en la Hermandad del Vía Crucis. Al igual que el resto de hermanos, soportaron el peso de la imagen de Jesús sobre sus hombros. Con el mismo sacrificio y penitencia.
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