El Boletín Oficial Castilla y León publicó esta semana la resolución de la convocatoria de ayudas de la Consejería de Educación para que las universidades de la Comunidad contraten a 90 jóvenes investigadores que desarrollarán su actividad en la Región durante los próximos cuatro años. La Universidad de Salamanca ha conseguido el mayor número de contratos de la Región, con 35, sin embargo, se han quedado fuera los jóvenes investigadores que, como Laura de la Fuente López, terminaron el grado antes de la fecha que fijaba la convocatoria —septiembre de 2017—, de manera que todos aquellos que acabaron la carrera en tiempo y forma, es decir, entre los meses de junio y julio de 2017, han sido excluidos.
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“Me quedo fuera por un mes de diferencia, porque terminé el grado a finales de julio de 2017, que era cuando me correspondía y la Junta ha fijado las ayudas a partir de septiembre de 2017”, lamenta la joven que cursó la titulación en Lenguas Modernas y sus Literaturas en la Universidad de Valladolid y después hizo el máster en Traducción y Mediación Intercultural en la Universidad de Salamanca, donde está matriculada en un programa de doctorado desde hace más de un año porque, asegura, así se lo recomendaron en la Consejería de Educación con el fin de que pudiera optar a un contrato predoctoral.
Su sorpresa fue mayúscula cuando en agosto salió la convocatoria de la Junta y vio que habían dirigido las ayudas a quienes hubieran finalizado los estudios de grado con fecha igual o posterior al 1 de septiembre de 2017. “Hasta entonces en esta convocatoria nunca había existido ese límite temporal con el que dejan fuera a muchas personas”, asegura Laura de la Fuente López y añade: “El hecho de establecer el plazo en septiembre es algo muy pensado porque así dejan fuera a una generación entera, ya que en aquella época en la mayoría de las facultades no se podía terminar el grado en septiembre, sino que las convocatorias para defender el trabajo fin de grado (TFG) eran en julio, de manera que nadie terminaba en septiembre de 2017, salvo que repitiera curso. Así que al final nos perjudican a los que hacemos bien las cosas”, insiste y recuerda que ella fue premio extraordinario de máster 2018-19 en la Universidad de Salamanca. Después de cursar esta titulación estuvo trabajando en la Universidad de Lille como profesora, hasta que la Junta le recomendó matricularse en un programa de doctorado para conseguir la beca y entonces decidió regresar a España.
Cuando salió la convocatoria con el plazo a partir de septiembre de 2017, la Asociación de Jóvenes Investigadores No Valorados de la Universidad de Salamanca (Innova) se puso en contacto con la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León. “Me garantizaron que era un error y que cuando evaluasen a los candidatos eso no se iba a tener en cuenta, pero finalmente no ha sido así”, explica Moisés Rodríguez, representante de Innova Salamanca, que insiste en la gravedad del problema pues deja fuera a muchas personas que, como Laura de la Fuente, no han podido optar a convocatorias anteriores de la Consejería de Educación. En este sentido, recuerda que esta convocatoria llega dos años después de la última en 2020, pues la Junta se saltó un año ya que en 2021 no convocó estas ayudas.
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