Sara García, nueva astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA) E.P.

Sara García: “La nueva promoción de astronautas iremos a la Luna”

Después de empezar a investigar en Salamanca en el campo de la Oncología ha conseguido una de las 17 plazas de la Agencia Especial Europea

Lunes, 28 de noviembre 2022, 17:14

Sara García, natural de León, ha cumplido el sueño de multitud de niños: convertirse en astronauta. Ha conseguido una de las 17 plazas de la Agencia Espacial Europea (ESA), imponiéndose a 23.000 candidatos de 25 países. A partir de ahora compaginará su actividad como astronauta, de momento suplente, con su trabajo en el CNIO en un laboratorio que investiga nuevos fármacos en cáncer de pulmón. Fue en Salamanca donde comenzó a investigar en el campo de la Oncología. “Aprendí muchísimo a nivel profesional y crecí mucho como persona”, comenta de su etapa en el Centro del Cáncer.

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Figura entre las 17 personas seleccionadas por la agencia espacial europea, todo un logro.

—Es un tremendo orgullo y un sueño cumplido haber llegado hasta los 17 astronautas de la promoción de 2022. Cuando apliqué al puesto ni me planteaba conseguirlo —aunque siempre tienes la esperanza—. Sólo quería intentarlo y aprender algo en el camino. Al final lo conseguí y no puedo ser más feliz.

¿Estará directamente vinculada a la ESA?

—Como astronauta del cuerpo de reserva, mantengo vinculación con la ESA en varios sentidos: tengo que mantener mi certificado médico anual, que se llevaría a cabo en el centro de astronautas de Colonia, tengo que recibir entrenamiento básico de forma anual, también en Colonia, y tengo que ejercer de embajadora de la ESA en labores principalmente de divulgación (charlas, conferencias, coloquios y participación en actos inaugurales). De manera adicional, tengo que estar disponible para las misiones puntuales que solicite la ESA.

Es suplente, ¿pero tiene posibilidades de viajar al espacio?

—Desde luego. Si surge un proyecto a desarrollar, ya sea a nivel de la ESA o especialmente a nivel nacional, sería la astronauta a la que llamarían. Empezaría la formación específica para la misión y viajaría al espacio para ejecutarla. Soy muy optimista al respecto, dado que ya ha habido muchos precedentes.

¿Cuándo surgió su interés por el espacio?

—Desde niña me interesó el espacio, sobre todo en el sentido de explorar lo desconocido y responder a preguntas científicas. Como muchos niños y niñas miraba a las estrellas y soñaba con ser astronauta. Pero ha sido más a raíz de la publicación de la vacante de astronauta por la ESA, cuando he visto las labores y responsabilidades del puesto, cuando me lo he planteado en serio. Especialmente al darme cuenta de que mi experiencia profesional y mis experiencias vitales me habían equipado con muchos de los requisitos y habilidades que se buscaban para la posición.

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¿Y cómo compaginará esta nueva faceta con su trabajo?

—Desde el puesto de astronauta dela reserva voy a poder compaginar los dos mundos: mantener mi investigación en el CNIO, que me apasiona y en la que he invertido muchos años y esfuerzo, y actuar como embajadora de la ESA realizando misiones y proyectos. Si se aprueba una misión para volar al espacio tendría que dejar temporalmente la investigación para centrarme en el entrenamiento intensivo.

Es en el ámbito del cáncer donde está su vínculo con Salamanca. ¿Cómo recuerda esos años?

—Mis años haciendo la tesis doctoral en Salamanca han definido mucho de lo que soy ahora mismo. Supusieron un auténtico punto de inflexión en mi vida. Aprendí muchísimo a nivel profesional y crecí mucho como persona. Salamanca me enamoró desde el primer día y cada vez que vuelvo me emociono pensando en esos años. Fueron duros, pero fui muy feliz.

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¿Cuál es su labor en el CNIO?

—Lidero un proyecto de descubrimiento de nuevos fármacos en cáncer de pulmón, dentro del grupo del doctor Mariano Barbacid. Buscamos degradar una proteína (RAF1), que se ha demostrado que es una diana terapéutica, cuya eliminación provoca que los tumores de pulmón desaparezcan. Es un proyecto apasionante y tengo varios alumnos de doctorado brillantes trabajando.

¿Qué pruebas ha tenido que pasar?

—Ha sido el proceso más exhaustivo que he conocido en mi vida y he de confesar, que ha sido realmente duro, especialmente al compaginarlo todo con tu vida normal y tu trabajo. He tenido que pasar 6 fases durante los últimos 18 meses: la primera ha sido un cribado por currículum, evaluando nuestros perfiles profesionales y experiencias vitales. De las 23.000 candidaturas, unos 1.500 fuimos invitados a la siguiente fase, en Hamburgo, que consistió en pruebas de inteligencia y exámenes de matemáticas, física e inglés. Unos 450 pasamos las pruebas y fuimos invitados a Colonia, a un día entero de entrevistas con psicólogos, test psicométricos y dinámicas de grupo. La cuarta fase fueron 5 días de pruebas médicas. De los 100 que llegamos, unos 50 pasamos a la quinta fase, un panel de entrevistas tremendamente duro, donde nos presionaban para ver si podríamos mantener la calma. La fase final, a la que llegamos unos 25, fue la entrevista con el director general de la ESA.

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¿La forma física es fundamental?

—En realidad lo que se exige para poder optar al puesto es haber cursado una carrera de ciencias (STEM), tener un máster, tres años de experiencia profesional, hablar inglés, y preferiblemente un segundo idioma, y presentar un certificado médico de que reúnes las capacidades físicas como para ser piloto. Lo que yo he visto durante el proceso es que el perfil de un astronauta suele incluir a gente activa, aventurera, que mantiene la calma bajo presión, que sabe gestionar situaciones de riesgo, que es flexible, con dotes de liderazgo, pero también capaz de seguir a un líder, resiliencia y, lo más importante, sin duda, que sabe trabajar en equipo.

¿Se ve ya en la Luna o en Marte?

—Esta nueva promoción de astronautas irá a la Luna, sin lugar a dudas, aunque primero hay que tener una misión a la Estación Espacial Internacional para tener más experiencia. En cuanto a Marte, la tecnología necesaria para enviar humanos aún no está desarrollada y primero hay que conseguir avances las misiones de exploración que implican robots. El proyecto ExoMars se ha retomado y se llevará a cabo con componentes 100% europeos y en colaboración con la NASA se está desarrollando el Mars Sample Return, con el objetivo de extraer una muestra de suelo marciano y traerla de vuelta a la Tierra. Todo esto supone un desafío tecnológico enorme y es el primer paso. Los siguientes puede que sean los humanos. Nuestra ambición de exploración no conoce límites.

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