Profesionales del Hospital de Salamanca aseguran que enfundarse el EPI en pleno verano -y a las puertas de una nueva ola de calor- es “un auténtico infierno”. Desde hace años se viene denunciando que las plantas más altas del Hospital de Salamanca -sobre todo las del Virgen de la Vega- la climatización no surte ningún efecto por la antigüedad de las infraestructuras y el sistema de aire acondicionado.
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A ese problema histórico se le suma este año la pandemia del COVID, que obliga a los profesionales a utilizar los equipos de protección individual, y que desaconseja la utilización de ventiladores y sistemas de refrigeración portátiles. Desde el servicio de Medicina Interna se trasladó a los responsables del Complejo la opción de adquirir ‘epis con aire acondicionado’, pero la fórmula no parece viable: “Es como un traje que incorpora un tubo frigorífico y refrigera por dentro”, explican.
Los médicos aseguran que “los termómetros en despachos a la sombra superan los 36 grados, así que dentro del traje eso es insufrible”. Varios de los sanitarios consultados por este diario entienden que “es un peligro a nivel de salud laboral” y ratifican que “en las plantas altas es, directamente, insoportable”.
Otro facultativo del Clínico considera “lamentable que se esté así en un hospital”. “Pero ya no es por nosotros, sino por los pacientes. Que nosotros estamos mal es obvio, pero es que ves a un enfermo a esa temperatura y te da auténtica pena”, razona.
Médicos, enfermeras y auxiliares no han dejado de utilizar el EPI desde que el COVID se instaló en el país pero coinciden en que el verano y la condiciones del Complejo Asistencial de Salamanca son especialmente duros para ellos. Si en los pasillos del Virgen de la Vega se superan los 36 grados, la pregunta es qué temperatura se puede alcanzar dentro de esos trajes. “El cuerpo humano mantiene la temperatura constante a costa de sudar y de pasarlo muy mal”, apuntan, pero el calor que se acumula entre guantes, gorros, máscaras y buzos es asfixiante.
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Otros profesionales del Hospital, por ejemplo los de Urgencias, reconocen que la situación es menos asfixiante. “En Urgencias hay aire acondicionado y eso nos ayuda a llevarlo mejor. Donde se pasa peor es en las plantas COVID. En Urgencias vamos inicialmente con mascarilla y el EPI completo lo utilizamos en planta”, señalan.
Similar circunstancia reportan desde las áreas de cuidados de críticos, donde la climatización está mucho más vigilada. “El EPI es un infierno en verano y en invierno, pero en las zonas donde no hay aire acondicionado es mucho peor”, reconocen.
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Desde la dirección del Hospital se reconoce la carencia histórica del edificio y se aferran al deseo de que esta sea “el último verano antes del traslado al nuevo edificio”. Desde la Junta ya se había apostado que a finales de año se iniciaría el traslado de algunos servicios, aunque la emergencia por el COVID puede contribuir a que se acelere esta mudanza.
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