Domingo, 10 de julio 2022, 18:38
Un estudio del IBSAL, dirigido por los doctores Miguel Marcos, Rogelio González Sarmiento y Javier Laso, ha abierto la puerta a poder predecir qué personas tienen riesgo de desarrollar alcoholismo u otras enfermedades mentales. Un riesgo que depende de una serie de alteraciones genéticas ... y que no son complejas de identificar.
Publicidad
El trabajo elaborado en Salamanca derrumba la creencia mantenida hasta ahora y que relacionaba directamente el consumo de alcohol con el deterioro de los cromosomas. Los investigadores han llegado a la conclusión de que el orden del proceso es al revés: son ciertas variantes genéticas las que desembocan en el alcoholismo, según se ha podido comprobar en diversos pacientes examinados.
La clave de este hallazgo radica en el tamaño de los telómeros, que son “las zonas de los extremos de los cromosomas”, explica el doctor Miguel Marcos. “El acortamiento de los telómeros está relacionado con el envejecimiento. Según envejeces, los telómeros se van degradando. Lo que siempre se había pensado es que el consumo de alcohol acorta los telómeros, pero lo que hemos comprobado es que las personas con distintos tipos de adicciones, no solo de alcohol, sino de otras enfermedades mentales, tienen los telómeros más cortos”, indica el también profesor de la Universidad de Salamanca.
El IBSAL analiza al detalle los cromosomas de numerosos pacientes y encuentra que “tener cortos los telómeros es, precisamente, lo que podría estar relacionado con las causas de la dependencia al alcohol u otras posibles adicciones”.
Los investigadores afirman que el proceso de medir el tamaño de los telómeros “no requiere de un estudio genético demasiado complicado” desde el punto de vista tecnológico, pero puntualizan que “como valor aislado, el tamaño de los telómeros no tiene demasiada representatividad, sino que entran otros muchos factores en juego para poder interpretar y extraer conclusiones relevantes”.
Publicidad
Esta publicación marca una línea de investigación para los próximos años con el fin de crear un marcador de riesgo. “Pensábamos que era justo lo contrario. Ahora sería interesante profundizar en este hallazgo y saber cuál es la vía por la que las personas que tienen estos acortamientos van a ser propensos a este tipo de enfermedades mentales”, apuntan desde el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca.
Los próximos pasos que se planean dar desde Salamanca van encaminados a “ver si es posible analizar los telómeros en enfermedades hepáticas con la afectación del alcohol”, avanzan.
Este estudio forma parte de la tesis de Hernán Llorente y también cuenta con la colaboración del cardiólogo afincado en Burgos José Ángel Pérez.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.