Jueves, 23 de abril 2020, 13:08
Piedad estuvo ingresada antes del estado de alarma y sospecha que fue allí donde contrajo el virus. Al llegar a casa en vez de recuperarse comenzó con fiebre y la invadió el cansancio. Pero antes de ingresar de nuevo le prometió a su hija que estaría en casa para su cumpleaños, el pasado martes, y para el suyo propio, el viernes. "Así fue y el martes por la tarde salí del Hospital", señala la mujer, que después de pasar por el Clínico y Los Montalvos cada día se encuentra un poco mejor. Al principio lo tenía todo en contra, pero ha cumplido su promesa.
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"En el Clínico no necesité oxígeno, pero en Los Montalvos sí. Tuve una mascarilla puesta no sé si un día o varios, allí se pierde la noción del tiempo", recuerda. Cuenta su secreto para vender al bicho: Comió todo lo que me ponían aún sin ganas. "Una enfermera me dijo que era la manera de mejorar. Pensé, si ese es el remedio... Ese y tener mucha paciencia, allí hay que ser paciente porque no pueden atenderte cuando lo necesitas".
Ese tiempo de soledad también le sirvió para reflexionar y recapitular. Aunque no quiere hablar mucho de ello, a su hijo Joaquín sí le contó algo. "Dice que nos echó mucho de menos, que nos quiere mucho, que se acordó de todos cada minuto. Que le dio tiempo de pensar en su existencia desde que nació. Asegura que aunque la vida nos ha castigado un poco, ha tenido una buena vida", asegura Joaquín. Ahora, agradecida y con ganas de vivir muchos años, reconoce que en casa cada día va dando un pasito más.
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