La rectora Mirian Cortés Diéguez, en las escaleras de la Pontificia. ALMEIDA

Mirian Cortés: “Tenemos la preocupación de que con la llegada de miles de estudiantes la situación empeore”

“La presencialidad en la Pontificia es total con el apoyo del aula híbrida en grupos grandes”, asegura la rectora

Sábado, 3 de octubre 2020, 16:57

La mitad de los alumnos de la Universidad Pontificia de Salamanca ya ha comenzado el curso 2020-21 y lo ha hecho de forma presencial, aunque la institución académica ha apostado por la creación de aulas híbridas para que los estudiantes puedan seguir las clases por el ordenador participando como si estuvieran en el aula. Según la rectora Mirian Cortés esa apuesta por la tecnología ha sido una de las claves de la confianza que han demostrado los alumnos, con unas cifras de matrícula similar al curso anterior.

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–La verdad es que hemos procurado respetar la presencialidad total siempre que los espacios lo permitan, solamente algunos grupos determinados de más de cien personas de asignaturas teóricas se han dividido, pero son los menos porque en las asignaturas prácticas todos los grupos son minoritarios y tienen presencialidad total. Para esos grupos grandes hay aulas híbridas, de forma que un grupo está en clase y el otro en casa o en otro lugar, pero siguiendo la clase en directo y pudiendo intervenir como en el aula. Así que, con el apoyo del aula híbrida en grupos grandes, la presencialidad es total, del cien por cien.

–Sí, nosotros desde el momento en el que suspendimos la actividad académica no paramos de trabajar, no hemos tenido vacaciones y los frutos están ahí. Hemos hecho muchísimas intervenciones en espacios e instalaciones con el único fin de que nuestros alumnos empiecen con la máxima presencialidad posible.

–Efectivamente, tenemos una máquina que toma la temperatura rápidamente y si en el control hay algún incidente, se le informa a la persona. Es una medida de seguridad para todos.

–Lo que haremos será seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias, puesto que nosotros no podemos decretar el aislamiento ni la cuarentena de nadie. Realmente, un contacto estrecho no se debería dar dentro de la universidad porque con las medidas de distanciamiento no es posible, pero aún así, cuando haya un positivo valoraremos la incidencia que puede tener en la seguridad del grupo.

–Estamos en los números de siempre, unos 4.500 alumnos en el campus de Salamanca, de tal manera que podemos decir que el COVID no ha influido en la decisión de todos aquellos que por primera vez han elegido la Universidad Pontificia y tampoco en la de los que han elegido continuar con nosotros. Hemos trabajado mucho en generar confianza en los alumnos para que tuvieran claro que fueran cuales fueran las circunstancias, la Pontificia está preparada y la calidad de la enseñanza no estará comprometida en ningún caso.

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–Sí, yo creo que hay tres cosas fundamentales que han servido para generar esa confianza. Por un lado, hemos ofrecido el sistema de aula híbrida para que todos los alumnos puedan seguir sus clases exactamente igual que de modo presencial. Lo segundo es que las instalaciones están preparadas, con todas las medidas de seguridad que van mucho más allá de las recomendaciones. Y en tercer lugar, tenemos un paquete de servicios nuevos con los que pueden contar ante cualquier eventualidad, por ejemplo, el Servicio de Atención Psicológica, que se volcó durante la cuarentena con las personas afectadas; el Servicio GAM (Grupo de Ayuda Mutua de voluntariado) que está organiza para que en cualquier circunstancia el miembro de la comunidad universitaria que tenga una necesidad, desde hacer la compra a ir al médico, pueda estar acompañado; y el apoyo técnico. Ese conjunto de cosas es lo que ha llevado a los alumnos y a sus padres a confiar en la Universidad Pontificia.

–Todo sale de las matrículas de los estudiantes. Es absolutamente justo que en circunstancias como estas el dinero revierta en los estudiantes. Las familias tienen que tener la tranquilidad de que por motivos económicos no van a perder su puesto, su plaza. Se han ofrecido becas con carácter general, pero también se han tenido en cuenta casos particulares.

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–Somos como cualquier ciudadano, así que tenemos la preocupación de que con la llegada de miles de estudiantes las cosas empeoren, pero no por la irresponsabilidad de los estudiantes que en general están demostrando estar concienciados, sino porque no deja de ser una mayor concentración de personas y la interacción entre ellas supone un riesgo.

–Nosotros somos académicos y no podemos establecer sanciones fuera de nuestro ámbito, cuando los alumnos están desarrollando su vida, eso pertenece al ámbito privado y corresponde a las autoridades civiles el control. Eso sí, estamos en contacto con esas autoridades porque esto es una lucha de todos y la unión hace la fuerza. Es importante estar unidos para concienciar sobre la importancia de la prevención, que es lo único que podemos hacer hasta que llegue la vacuna. Respecto a las novatadas, en la Pontificia no se permite nada que pueda suponer un trato irrespetuoso y este año, desde luego, mucho menos.

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–Sí, lo que ha sucedido no es óbice al plan estratégico. Hemos tenido que atender necesidades muy urgentes, pero hemos seguido dando pequeños pasos y el plan estratégico sigue adelante.

–Se retomará ahora. Los Estatutos son anteriores a Bolonia y hay que adaptarlos a la universidad del siglo XXI y también a las indicaciones de la Santa Iglesia.

–Sí, nos ha empujado a un futuro donde habrá mucha más docencia online. Sin renunciar a la docencia presencial, que es fundamental, cada vez tenemos que tener más oferta online porque las universidades tenemos que abrirnos al mundo y no podemos llegar a todos los rincones si no es de manera virtual. El COVID nos ha preparado un poco más para afrontar ese futuro que iba a llegar.

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–Se ha hecho un trabajo excelente durante los últimos años, con muchas personas colaborando, y desde el momento que la universidad ha empezado a aparecer en los rankings ha sido muy bien valorada. Esos rankings, sobre todo, valoran la opinión de los alumnos que ya sabíamos que estaban contentos y siempre recomiendan la experiencia “Ponti”, pero ahora el reconocimiento se ha hecho público.

–Es algo que tenemos pendiente. Tenemos que reunir a las facultades para elaborar un porfolio de títulos adaptados a las demandas del mercado. Queremos crecer algo en grado, pero sobre todo en posgrado porque creemos que la formación especializada es muy necesaria y ahí centraremos la nueva oferta online, aunque no tenemos ningún título en concreto.

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–Yo creo que, justificadamente, se dice que han estado por detrás, que han actuado de modo lento. Hay que tener en cuenta que ha habido mucha incertidumbre en todo momento, pero aún así un poco más de previsión podemos exigir a las autoridades, sobre todo en el ámbito de la sanidad, donde les ha pillado el toro y en ámbitos donde está en juego la vida, no puede pillarte el toro.

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