Sábado, 24 de abril 2021, 14:41
La aplicación de manera inminente de la reducción del 99% del Impuesto de Sucesiones y Donaciones en Castilla y León que anunció el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha sido muy bien recibida por los sectores más beneficiados con la medida. El sector empresarial considera que la iniciativa va a favorecer el traspaso de negocios, mientras que el campo manifiesta su conformidad al permitir a los herederos de explotaciones deshacerse de ellas en caso de que no resulten rentables sin esperar a los cinco años y sin un gran coste económico.
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“Se trata de una medida muy positiva. Desde hace tiempo la veníamos reclamando y la pandemia fue culpable de que se paralizara”, señala Eduardo Estévez, director de la asociación Empresa Familiar de Castilla y León. Eduardo Estévez considera que se trata de un impuesto injusto y de poca utilidad ya que “solo representa el 0,35% de la recaudación de la Junta”. Por este motivo cree que los beneficios van a ser muy superiores al dinero que puede dejar de obtener la Administración regional. “Representa un ahorro que se va a poder destinar a la inversión y a la creación de empleo”, explica.
La reducción del Impuesto de Sucesiones y Donaciones permitirá además planificar con tiempo el relevo generacional dentro de las empresas, y no esperar al fallecimiento del propietario para hacerlo. Además, según Eduardo Estévez, la medida reduce la competencia de Madrid, que en los últimos años había atraído empresas y personas por tener unas condiciones más favorables en este impuesto y en el de Patrimonio. Eso sí, considera que la Junta podía haber introducido una mejora más a la reforma, y que hubiera consistido en que la medida se aplicara de forma retroactiva al último año, cuando se han registrado más fallecimientos debido a la pandemia, y un tiempo en el que muchas empresas han sufrido pérdidas y encima han tenido que pagar el tributo.
El presidente de la Confederación Empresarios de Salamanca (CES), José Vicente Galeano, coincide en que se trata de una buena noticia, sobre todo para facilitar la sucesión de padres a hijos en las empresas. “Todo lo que sea una rebaja resulta favorable y más en la época actual”, subraya. Cree que apenas pagar por este impuesto acelerará el relevo generacional, lo que en algunos casos permitirá afrontar con una nueva perspectiva una situación económica que la pandemia ha cambiado por completo, como demuestra el fomento del teletrabajo y la digitalización de la actividad.
El campo también ve con buenos ojos la ansiada reducción del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Aunque las explotaciones agrarias ya disfrutaban de esa reducción del 99%, los herederos estaban obligados a mantenerla durante los siguientes cinco años. Con el cambio promovido por la Junta, dicha obligatoriedad de permanencia queda suprimida. “Todo lo que sea dar facilidades es bienvenido. De esta forma se evita tener que continuar con una actividad si esta genera pérdidas”, afirma José Manuel Cortés, de COAG.
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“Se trata de una noticia positiva. En muchos casos de explotaciones heredadas, es lo comido por lo servido”, explica Juan Luis Delgado, de ASAJA que, eso sí, se muestra poco optimista de cara a que esta medida anime a más personas a hacerse cargo de explotaciones agrarias. “Generalmente, cuando alguien se incorpora necesita una ayuda de incorporación o de mejora, y esas subvenciones ya implican permanecer cinco años con la actividad”, puntualiza.
Miguel Hernández, representante en Salamanca de la plataforma SOS Turismo Rural, también considera positiva la rebaja. En este sector, la medida facilitará que familiares donen propiedades y que los perceptores puedan convertirlos en alojamientos rurales. “Cualquier reducción es buena porque la presión fiscal es asfixiante. No obstante, ahora mismo lo que más necesitamos es que la Junta levante las restricciones”, apunta.
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